Exportación y elecciones

En EL PAIS del día 16 de noviembre se comenta en la información sobre la Comisión de Presupuestos del Congreso, una de las enmiendas que de acuerdo con UCD, presenté al proyecto de presupuesto para 1978. Se trata de una dotación de 75 millones para un Instituto que se preocupa del control de calidad y la investigación del diseño y de otros aspectos referentes al calzado. Aunque el tratamiento que se da a esta enmienda es positivo, se recoge en la información que en los pasillos un miembro de la Comisión calificó el tema de «electoralista».Reconozco mi extrañeza dado que el fondo de mi enmienda -la dotación- fue aprobado por unanimidad, discrepándose sólo en la función de las centrales sindicales en el control de la gestión de estos fondos; luego, el citado miembro de la comisión votó sin duda a favor de la dotación, lo cual me parece normal dado que era extraordinariamente fácil su defensa con criterios de la más estricta lógica económica.

En cierto grado, a cada fase de desarrollo, dado los costes comparativos internacionales, le corresponde una determinada estructura en la exportación. El gran incremento en la exportación en España en la década de los sesenta tiene lugar en productos industriales transformados bastante intensivos en mano de obra -ejemplo típico es el calzado- el mayor grado de desarrollo, la elevación en términos comparativos de los costes salariales, la competencia de los países que vienen detrás, en grado de desarrollo -Corea del Sur, Taiwán, México, Brasil, etcétera el tipo de proteccionismo de ciertos países desarrollados en estos productos, son algunas de las razones que aconsejan pasar de basarse en precios a prestar más atención a la calidad, el diseño, las redes de comercialización, etcétera. Este transito era de preveer y en mi función de profesor universitario con una cierta especialización en comercio exterior he defendido esta, idea hace varios años, cuando no tenía la posibilidad legal de presentarme como Diputado por Alicante a un Congreso democrático. En este caso, existe un beneficio social superior al privado en el progresivo acoplamiento estructural de la exportación. La diferencia entre beneficio social y privado hace que sea «de libro» la defensa de un apoyo parcial de la sociedad a la reconversión.

Este apoyo no sólo ayuda a Alicante, que tiene menos del 50 % de la producción total de calzado, sino a más de diez provincias de un sector que emplea una cantidad de mano de obra elevada en relación con el producto obtenido -es decir, que es de interés especial en una fase de desempleo-; que exporta, lo que ayuda a otro de nuestros grandes problemas de manera importante, el déficit de la balanza de pagos, que consume poca energía por producto terminado y que se basa en la pequeña y mediana empresa, hoy día tan defendida en nuestra sociedad.

Diputado de UCD,

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