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Fernando Arrabal, en Madrid: "Decir que he fracasado en España es falsear la realidad"

El dramaturgo termina su exilio voluntario

Sólo las cámaras de las televisiones suecas, alemana e inglesa filmaron, el pasado viernes, la llegada a Madrid de Fernando Arrabal después de un largo exilio voluntario. El autor de teatro español más representado en el mundo ha regresado por fin, tal, como prometiera, cuando los últimos presos políticos del franquismo han abandonado las prisiones. Después de la gran polémica provocada a raíz del estreno de dos de sus piezas teatrales en España, Fernando Arrabal ha vuelto como pacifista a entrevistarse con el abogado Juan María Bandrés y el diputado José María Xirinacs, los dos hombres que en su opinión más han luchado por la amnistía.EL PAIS: ¿Considera Fernando Arrabal que su teatro ha fracasado en España?

Fernando Arrabal: Hablar de mis fracasos como hombre de teatro en España ha sido un proceso de intencionalidad. De hecho, mi obra El arquitecto y el emperador de Asiria me daba unas 20.000 pesetas diarias mientras se representaba en Madrid, pero yo tuve que escribir muchas cartas personales a diferentes personas tratando que dejara de ponerse. Precisamente porque para mí era una falsificación lo que se representaba, aún así no conseguí que se suspendiera hasta bastante tarde. Por otra parte, yo no considero un fracaso el hecho de que una obra mía no guste en un lugar de España cuando se están representando cosas mías en trescientas ciudades del mundo', y con bastante éxito. Ahora mismo se representa en Alemania Oye, Patria, mi aflicción, interpretada por María Schell, con un enorme éxito y en un montaje maravilloso.

«Fuerza Nueva y el Partido Comunista son la extrema derecha»

E. P.: Sin embargo, esta misma obra en España no tuvo demasiado éxito en público.F. A.: Es cierto. Hay que tener en cuenta que se estrenó en pleno período electoral y, naturalmente, el público tenía a su alcance un espectáculo mucho más divertido, que era contemplar a los líderes políticos después de tantos años.

E. P.: Con los últimos presos políticos en la calle, ¿considera que

la situación en nuestro país ha cambiado sensiblemente?

F. A.: A mí me preocupa terriblemente la extrema derecha española, ese 10 % inquisitorial y terrible que yo creo existía ya en la época de los Reyes Católicos. Fuerza Nueva y el Partido Comunista de España, al que por un extraño error de geometría la gente se empeña en llamar partido de izquierdas, son para mí la representación en la España de hoy de estas fuerzas que digo inquisitoriales. Lo queme preocupa es que esta gente, que para mí son verdaderos terroristas, están acaparando gran poder. Observo cómo la prensa española guarda silencio sobre cosas terribles, como el nuevo genocidio que se está perpetrando en la antigua Indochina. Cómo al escribir sobre el aniversario del puch de 1917 en la Unión Soviética, mientras todos los periódicos serios del mundo están de acuerdo en señalar que en ese- país el obrero medio vive en peores condiciones que sus compañeros de clase en el resto de Europa, en España se publican las cifras de desarrollo que el partido en el poder facilita y que son mera publicidad.

E. P.: Esto que usted dice del Partido Comunista, ¿no cree que puede ser interpretado como una especie de rabieta suya por la polémica que levantaron los estrenos de sus obras?

F. A.: Yo sé perfectamente que lo que digo me puede acarrear las peores antipatías y un nuevo proceso de intencionalidad. Sé tara. bien que lo que digo hoy no va a ser escuchado, pero lo será dentro cíe diez años y es necesario decirlo, hoy. Por poner un ejemplo: cuando en el 1955 yo defendía el teatro de vanguardia, creo que éramos dos personas las que lo apoyábamos; después todos vinieron a darnos la razón.

E. P.: ¿En el terreno profesional cuáles son tus proyectos más inmediatos?

F: A.: El 22 de enero empezaré en París el rodaje de una nueva película, Jóvenes bárbaros de hoy. Sería algo así como la lucha de clases vista a través de Alicia en el país de las maravillas. Los actores son totalmente desconocidos, pero extraordinarios. Todo se desarrolla a lo largo de una carrera ciclista y creo que puede resultar muy interesante.

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