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"He venido a pedir al Rey que suspenda la ayuda a Nicaragua"

«He venido a pedir al Rey de España, al Gobierno y al pueblo español que se suspenda la ayuda económica y militar a Nicaragua» dijo el poeta y sacerdote Ernesto Cardenal a EL PAIS, a su paso por Madrid. «No quiero hablar de poesía ni de Literatura: para mi es ahora prioritario contar al pueblo español la situación en que se encuentra el pueblo nicaragüense, bajo la dictadura de Somoza, y la intervención que está teniendo el Estado español, la madre patria, en el mantenimiento de esta dictadura.»

Efectivamente, en la entrevista qué mantuvo EL PAIS con Ernesto Cardenal, horas antes de la celebración de una rueda de prensa en la que iba a hacer pública su denuncia, el sacerdote nicaragüense no quiso apartarse de su objeto, ni contestar, después de su exposición, ninguna de las preguntas centradas en su vida comunitaria de la isla de Solentiname o el carácter de sus poemas. «Como poeta -dijo- he tratado de representar al pueblo nicaragüense. Como sacerdote, considero parte de mi trabajo sacerdotal luchar por la liberación de mi pueblo.» En cuanto a Solentiname, la comunidad ha sido destruida hace un mes, muchos de sus miembros heridos, algunos muertos y otros torturados, y yo, y otros, en el exilio: en mi caso, hay una orden de caza y captura en mi país. Tengo la residencia en Costa Rica, pero estoy haciendo un viaje por Europa y particularmente por España para mostrar las desventuras y la opresión de in¡ pueblo.»«He venido a decir que el Gobierno español está ayudando con armas y dinero a la dictadura de Somoza, ahora que el Gobierno de Carter ha suspendido sus envíos basándose en el constante atropello a los derechos humanos, después de que Estados Unidos estuvo manteniendo a esta dinastía dictatorial en el poder. Las armas españolas que han llegado a Nicaragua van contra el propio pueblo nicaragüense, y no contra ningún país exterior, sirven para la sangrienta dictadura que sufrimos. »

«Me veo obligado a denunciar, ante el pueblo español y ante el régimen que lleva adelante su proceso democrático, a la persona del entonces embajador de España en Nicaragua, José García Bañón, actualmente director del Centro Iberoamericano de Cooperación, antes Cultura Hispánica, que llevó la gestión de los empréstitos y de los envíos de armas, y que era considerado en Nicaragua como un embajador somocista. El Gobierno español ha prestado a Nicaragua setenta millones de dólares, cerca de 6.000 millones de pesetas, que, desgraciadamente, no llegarán jamás al pueblo, sino que irán a engrosar la fortuna de la familia Somoza, que como se sabe, es una dictadura hereditaria: el actual dictador ha sucedido a su hermano, que a la vez sucedió a su padre, y prepara para el poder a su hijo. Este es el principal dueño de TRACSA, la empresa para la que el inmenso préstamo ha sido hecho.»

«Somoza -dijo Ernesto Cardenal- no sólo ha robado al pueblo nicaragüense sino también al español. Su conducta con la generosa ayuda española en el terremoto de Managua es bien conocida, así como su negativa a que interviniera la Cruz Roja Internacional en la administración de medicinas, sangre -y víveres. El comercio que hizo con la sangre española es también conocido, y no otro destino van a tener las ayudas actuales. »

«Por eso vengo a pedir al Rey de España, al presidente del Gobierno, a los partidos políticos y al pueblo de España, que cese este ayuda a la tiranía que nos oprime España ha conocido la dictadura con Franco, y ahora está saliendo de ella y llevando adelante un pro ceso claro de democratización Nosotros queremos también empezar nuestro propio proceso democratizador, y actualmente, dictadura somocista tiene su principal sostén exterior en la ayuda española. Y esta ayuda desprestigia a la madre patria entre lo hombres de Nicaragua que no comprenden cómo la España democrática puede colaborar, con dinero y con armas, con este régimen, que es una dictadura y de la más duras. Ahora, el movimiento sandinista de liberación nacional, al que pertenezco, ha crecido mucho, se ha extendido por todo país, y en un intento de desarregarlo, la represión más dura, el exterminio de familias enteras, hombres, mujeres y niños, se ha extedido también a todo el país. Lo campesinos son las principales víctimas de su dureza, y en su nombre he venido.»

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