El TEI: ciudadanos y actores
El TEI se ha comprometido con el Partido Comunista y aquí, ahora, en Preludios para una fuga lo dice, lo razona y lo cuenta con orgullo y claridad. Su espectáculo «es un recorrido, una reflexión seria, apasionada, no neutral, no frívola, no panfletaria, sobre las razones de su militancia. Se trata, pues, de lo que un observador abrumado por cuarenta años de evasionismo nacional llamaría teatro político, boquiabierto por la franqueza de las tesis y la luminosidad inequívoca de las actitudes. Y a ese observador es a quien hay que decirle -o recordarle, lo que sería mejor- que Esquilo y Sófocles son escritores pollíticos, comprometidos, éticos y claros. Que la política está en los orígenes del teatro. Que la política está en la sangre del hombre. Que el TEI, todo lo más, está reanudando un discurso dialéctico tan viejo corno Tespis. Y que si se puede hablar de lo que pasa en las camas, también se puede, y se debe, hablar de lo que pasa en la polis.Bien. Esto es tan obvio, que el problema a estudiar es, sencillamente, si el TEI hace lo que hace bien o mal. Y, la verdad, en términos teatrales, lo que hace el TEI es difícilmente superable entre nosotros. Un largo trabajo de experimentación y búsqueda se completa ahora con la incorporación dramática de la música, la sincronía entre la expresión corporal y la oral y la profundización de la nueva geometría escénica. El bellísimo espectáculo es un análisis crítico, ingenioso, burlón, amargo a ratos, sulfúrico en ocasiones, riente a veces, del proceso que va desde la toma de conciencia de la opresión del hombre, opresión temporal que afecta susrelaciones externas e internas, al desmontaje burlón de usos, pautas, normas y valores para presentar, primero, algunos proyectos de ruptura personal y, después, un cálido análisis de las contradicciones sociales y de las respuestas marxistas. Este proceso conlleva la organización de una sinfonía en cuatro movimientos en que sonora, sensorial y visualmente, se refleja la cotidiana y opresiva tristeza, con sus alternancias de esperanza y desesperanza, se recorre el ámbito de los ocios, las creencias y las costumbres dirigidas, se considera casi agónicamente la necesidad de romper y se expone la ilusión. en un mundo nuevo y mejor.
Preludios para una fuga
Texto y música de creación colectiva sobre Gorki, Rousseau y una recopilación de datos de Juan Trías Bejárano. Movimiento y espacio escénico: Arnold Taraborrelli.. Dirección, montaje e interpretación: TEIEn el teatro Valle-Inclán.
Este análisis y estas propuestas se llevan a cabo con una expresión fisica de altísima calidad, que relaciona la lucha humana con todos los rituales de movimiento. Esta liberación gestual permite espontaneidades muy frescas y jugosas, dinamiza el juego dramático, propone formulaciones vitales nuevas, recupera el valor de los ademanes más primitivos y olvidados, insinúa un nuevo ritmo de la tradicional alternancia de efectos tristes y cómicos, gratifica muy personalmente a cada intérprete y facilita la concreción y transparencia de las acciones de tipo interior.
Estos pasos, lentos, meticulosos y cuidados están llevando al TEI a una apasionante experimentación teatral. Arrancando del método y profundizando en las nuevas corrientes, el TEI está llegando a un compromiso entre la organicidad del actor y el sensorialismo que la Europa actual ha devuelto al teatro. Parece muy atractivo este matrimonio que obliga a mantener la base técnica del actor y a completarla con una imagen de la dramaturgia general del mundo en que vivimos y de la dramaturgia específica que a cada espectáculo conviene. Sólo esta vía puede evitar el arcaísmo del personaje por el personaje y la traidora tentación de las escenas suejtas, inconexas y minidramáticas. El esfuerzo investigador del TEI está ahora ahí, de pie, como una expresión de la conciencia general, que exige a las gentes de teatro que sean mejores ciudadanos y, en consecuencia, mejores actores.
Babelia
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