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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

"Trazos" nuevo e ingenioso decorado

Durante sus meses de existencia, el programa de la segunda cadena de TVE Trazos, revista de arte, ha mantenido, por boca de Ramón Gómez Redondo y de su actual directora, Paloma Chamorro, una especial preferencia por la transmisión en blanco y negro frente a aquellos que proponían la proyección en color, por considerar, ambos, que esta segunda forma, dados los actuales medios y sistemas de la televisión en color, no hace sino distorsionar sistemáticamente la cromía de los cuadros. Aun cuando se alegase que el blanco y negro es una distorsión semejante, no es menos cierto que, al menos, tal sistema no engaña, no ofrece una apariencia de realidad de la imagen, sino tan sólo una mera referencia parcial que hace necesaria la imagen del cuadro en su naturaleza.El programa, sin embargo, pasa a emitirse en color -por orden de los estamentos de TVE competentes en el asunto-, lo que obliga a su transformación física, y, en primer lugar, a la realización de un nuevo decorado.

Para elló, Trazos ha contado con la colaboración de once pintores, cada uno de los cuales ha realizado un panel de aproximadamente 250 x 180 centímetros. El trabajo de pintarlos ha sido realizado ante las cámaras del programa -y será transmitido en la noche de hoy, jueves, a las veinte horas-, lográndose con ello tanto la primera conjunción de grupo tal de pintores en un mismo estudio como, muy posiblemente, el decorado más ingenioso -y recordemos que ingenio es en castellano palabra más que saludable-, y perfectamente acoplado a su utilización en TVE.

Reunir en una misma estancia a once pintores, ocupándoles en una misma tarea, evoca de forma inmediata los talleres del renacimiento o las aún cercanas academias. Ni unos ni otras están, sin embargo, presentes. Cabe decir que la imagen que esta noche tendremos ante nuestros ojos, aun cuando nada tenga que ver con la pintura, entendida en forma tan teórica como últimamente parece obligado, sí tiene, y mucho, que ver con lo que la pintura es en nuestros días: espectáculo, las más de las veces lejano, que se alimenta de restos y que a su pesar se mantiene en esa tierra de nadie de la funcionalidad más torpey obsóleta.Una profesión, pues, tan sofisticada como la del pintor, parece flexibilizarse, hacérsenos cercana, incluso, en ese aceptar futuro tan utilitario como el que aguarda a los tableros pintados por José Manuel Broto, Gerardo Delgado, Carlos Franco, Luis Gordillo, José Guerrero, Guillermo Pérez Villalta, Manolo Quejido, Gerardo Rueda, Eusebio Sempere, Gonzalo Tena y Jorge Teixidor.

Muy posiblemente, el acierto máximo del programa consiste en aquello que de espectáculo tiene cierto ambiente de fiesta, que aun cuando renuncie a los caracteres de rito con los que la pintura se inviste, no por ello pierde sus modos paganos. Su cumplimiento de aquello que de específico tiene su presencia durante aproximadamente sesenta minutos en la pantalla de un televisor.

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