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La segunda carrera de un novelista

Cuando Jorge Semprún obtuvo en 1963 el premio Formentor de primera novela -concedido por un jurado de editores internacional que se comprometía a publicar el libro en seis idiomas y en otros tantos países-, la sorpresa fue relativa en Francia y total en España. Se había Premiado a un escritor español que escribía en francés, por una excepcional narración basada en una no menos excepcional experiencia autobiográfica. Le grand voyage relataba, con técnica entre proustiana y cinematográfica, los recuerdos de un joven exiliado español, combatiente en Francia con la Resistencia contra los alemanes, detenido y conducido a un campo de concentración nazi donde pasó dos años. En Francia, Semprún ya era conocido como periodista, y pronto iniciaría una brillante carrera de guionista cinematográfico. En España, su nombre sólo indicaba el de un exiliado más, perteneciente a una familia republicana de la alta burguesía. Su padre, que fue gobernador y hasta embajador durante la república, estaba vinculado a los movimientos cristianos progresistas de la época, pues firmaba colaboraciones en la revista Cruz y Raya, que dirigía José Bergamin, y pertenecía al círculo establecido en torno a la figura de Enimanuel Mounier y su revista Esprit.

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Escasas personas sabían por aquel entonces que Jorge Semprún, bajo varios nombres supuestos, era uno de los dirigentes principales del Partido Comunista español, que efectuaba frecuentes viajes clandestinos a España. En uno de ellos, refugiado en un piso madrileño cercano a la plaza de toros de Las Ventas -donde después sería detenido Julián Grimau-, el joven militante clandestino, obligado a esconderse de la persecución policial, pudo sostener el ocio forzado escribiendo esta narración singular con sus recuerdos de combatiente -y casi adolescente- contra los nazis. Después vendría la herejía claudinista en el seno del PCE, y la expulsión de su comité central de los dos cabecillas, Claudín y Semprún. Antes había publicado otra novela, L'evanouissement, con sus recuerdos de ex prisionero y su reinserción en la sociedad francesa de postguerra y su carrera como novelista culminó en 1969, cuando obtuvo el Premio Fémina -uno de los cuatro grandes galardones literarios franceses, tal vez el más popular- con su obra más compleja: La deuxieme mort de Ramon Mercader.Hasta ahora, pues, Semprún ha sido un escritor francés: uno de los escasos escritores estrictamente políticos que todavía quedan en la novelística contemporánea. Esta es su definición: es un novelista esencialmente político, pero que, se ha quedado sin compromiso. Tal vez ello le ha conferido una mayor libertad de acción, una mayor independencia. Ahora, Semprún inicia una carrera como escritor español.

De la intensidad unitaria de El largo viaje -uno de los escasos ejemplos auténticamente dignos de literatura comprometida y estéticamente válida- o de la complejidad repleta de sabiduría de La segunda muerte de Ramón Mercader, cabe esperar también una carrera fulgurante, que además inaugura un premio de la eficacia publicitaria del Planeta.

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