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Jorge Semprún: "«Testimonio» es una reflexión sobre diez años de activismo en el Partido Comunista"

El ganador del XXVI Premio Planeta de Novela ha sido Jorge Semprún por su obra Testimonio, que concurría al certamen con el seudónimo de Juan García. La no vela del guionista cinematográfico, escritor y antiguo militante del Partido Comunista de España ganadora, no es otra que la autobiografía de Federico Sánchez, nombre que usó durante diez años« Esta obra -declararía a EL PAIS- trata de una experiencia sobre diez años de actividad del Partido Comunista, que se relata con suficiente veracidad y objetividad, aunque haya apasionamiento ideológico, y a pesar del futuro democrático puede tener un cierto interés, positivo o negativo, que amplía la pura experiencia personal. La época en que empieza a trabajar clandestinamente en España, desde el 53 a los sesenta, son momentos muy duros y tienen un cierto valor histórico. Además está la relación de esa experiencia comunista con la gran aventura del comunismo en el siglo XX, la crítica del estalinismo, la crisis del XX Congreso, etcétera. A este interés posible de tipo general se puede unir, desde el punto de vista literario, el retrato de hombres célebres o desconocidos, de los hombres del partido y los dirigentes políticos que he conocido.»

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A la veintiseisava edición del premio Planeta concurrieron 248 obras que fueron seleccionadas por un jurado compuesto por José Manuel Lara, editor de Planeta; José María Valverde; Ricardo Fernández de la Reguera; Carlos Pujol y Antonio Prieto.«La estructura del libro -añadiría Semprún- es como de ficción, pero no el contenido. Todos los acontecimientos y experiencias son reales. Hay varios momentos en el libro que se desarrollar en ciclos: la discusión en la que fuimos expulsados Fernando Claudín y yo del Partido Comunista de España, la experiencia clandestina en España en los diez años mencionados y una proyección al mundo infantil posterior. »Perfil político, según Fernando Claudín

Cualquier intento de definir políticamente a Jorge Semprán va necesaria e indisolublemente unido al nombre de Fernando Claudín: los dos militaron en el Partido Comunista, los dos fueron parte importante de su comité central y los dos fueron expulsados por mantener discrepancias, inicialmente tácticas y que se conviertieron con el paso del tiempo y los acontecimientos en alejamientos estratégicos.

En 1959 surgió un nuevo motivo de divergencia relacionado con el análisis de la situación española con el fracaso de la «huelga nacional», intentada en el verano del 59 -declaró a EL PAIS Fernando Claudín-. Consideré que ese fracaso expresaba una apreciación errónea por parte nuestra, es decir, de la dirección del partido, de la situación del país. Estas divergencias se fueron agravando y «Federico Sánchez» y yo coincidíamos cada vez más en nuestros puntos de vista. Finalmente la cuestión hace crisis en el año 64 en torno a tres problemas: el análisis de la situación española y la política del partido; la posición ante el estalinismo y el funcionamiento interno del partido y de su dirección. En relación con estas cuestiones hice un informe ante el comité ejecutivo que recogía las posiciones de los dos y la discusión terminó con nuestra exclusión. Después de intervenir en el comité central, si bien es verdad que todo ello se llevó a cabo sin que se aceptara nuestra propuesta de llevar la discusión al conjunto del partido, con nuestra intervención. En resumen, las cuestiones de divergencias en el partido, las fundamentales, eran que a nuestro juicio la dirección del partido tenía una visión errónea de España -como si fuera todavía la de los años treinta- lo cual llevaba a la conclusión de que la situación era constantemente explosiva y que el hundimiento del régimen daría lugar a una revolución parecid a a la de los mencionados años treinta.«Semprún y yo -añadiría Claudín- sosteníamos que se estaba operando una transformación muy importante del país, en el sentido de que había un desarrollo capitalista cada vez más rápido y profundo que modificaba las estructuras socioeconómicas. El país jse estaba convirtiendo en un país industrial-agrario, en lugar de agrario-industrial. Surgía una nueva burguesla y clase media y una nueva clase obrera, cuya mayor parte tenía un origen campesino reciente. La conclusión de este análisis nuestro era que la futura revolución española sería de carácter socialista, pero que iría precedida de un cambio político en el que iba a jugar un papel importante las contradicciones entre el Estado franquista, y, por otro lado, la nueva burguesía y las nuevas clases medias. En definitiva, considerábamos que la liquidación del franquismo sería la resultante de una combinación de diversos factores: luchas de masas, alianzas de las fuerzas obreras con las fuerzas de la pequeña y media burguesía, luchas intestinas en el seno del franquismo y presiones internacionales.»

«Esta liquidación del franquismo -concluye Fernando Claudín- sería una revolución política, que según la coyuntura en la que se produjera, podría desarrollarse en revolución socialista o abrirse simplemente una etapa de democracia de tipo europeo occidental. Esto era lo fundamental de nuestra postura política: incrementar la crítica frente al Partido Comunista de la Unión Soviética -y potenciar las discusiones y los debates de ideas en el seno del Partido Comunista de España.»

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