"No son unas memorias porque su autor tiene todavía mucho juego político"
Emilio Romero presentó el libro de Areilza "Diario de un ministro de la Monarquía"
Emilio Romero fue el presentador del libro de José María de Areilza Diario de un ministro de la Monarquía, «a requerimiento de la editorial Planeta y con las bendiciones del autor», como explicaría él mismo ante la pregunta de por qué exactamente él y no otra persona más vinculada a las tesis políticas del autor. «Por otra parte -añadiría Romero-, me une una larga amistad con Areilza, al margen de las cuestiones políticas coyunturales».
« Es el libro de un escritor -declararía a EL PAIS el introductor del acto- y un político importante. Es sincero, revelador de muchos acontecimientos y muchos personajes, y está muy dentro de las cuestiones planteadas en la primera etapa de la transición. Los dibujos que hace de las personas, especialmente de Carlos Arias, Manuel Fraga, Kissinger, el Papa y Mitterrand, me parecen obras maestras. Tiene un sello distintivo en el libro que a mí no me ha llamado la atención, pero que es muy revelador: apenas se preocupa de Suárez, que era compañero de Gobierno. Esto pienso que era el común de las gentes. Nadie reparaba en Suárez y solamente lo hizo una persona, el Rey.»«No es un libro de memorias -añade Emilio Romero- Si algún día las hiciera serían apasionantes, porque José María de Areilza es un personaje cuya vida política se extiende desde los finales del reinado de Alfonso XIII, hasta los comienzos del de su nieto, Juan Carlos I. Estoy seguro de que no lo hace porque tiene todavía cancha política y las memorias son entretenimientos de jubilados.»
-La lectura del libro, ¿ha supuesto para usted alguna revelación de interés político en algún asunto concreto?
-No ha habido ninguna revelación porque los acontecimientos los he seguido de cerca. Sí se ha incrementado mi información sobre algunos sucesos, y más concretamente sobre dos: la opinión que tenía Kissinger, es decir, los Estados Unidos de América, sobre el ritmo de la reforma, y la actitud dilatoria de la Iglesia ante una remodelación de nuestras relaciones.
Babelia
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