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La música de José María Sanmartín

Víctima de un infarto de miocardio acaba de morir en Madrid el pianista y compositor José María Sanmartin. En la actualidad, José María Sanmartín formaba parte de la plantilla de la Orquesta Sinfónica de la RTVE, como pianista. Al dar comienzo en el teatro Real el concierto correspondiente a la prueba final de violín del Concurso Reina Sofía, el profesor García Asensio, con palabras veladas por la emoción, comunicó al público la triste noticia y pidió un minuto de silencio en memoria del músico desaparecido.

José María Sanmartín Fernández-Pinedo nació en Vitoria el año 1931. Tras obtener el primer premio de estudios superiores en Bilbao, marchó a París, ingresando en el Conservatorio Nacional. Allí estudió con el gran pianista Ives Nat, y se interesó por la composición, realizando estudios con el célebre maestro franco-suizo Arthur Honegger. Fue primer premio de composición en 1955 y, al año siguiente, se licenció en piano con el ilustre Alfred Cortot. Se matriculó en la Universidad Técnica (Ciencias Musicales) de Berlín, con el profesor Rolof, y fue propuesto por el Comité Internacional de Música de la Unesco para trabajar la moderna pedagogía, recopilando en diversos conservatorios europeos nuevos sistemas didácticos y psicológicos aplicables a la enseñanza e interpretación musical.

Durante esta larga ausencia de España, Sanmartín cosechó numerosos premios y distinciones Contaba con un primer premio destinado a una obra coral, otro a un ballet, y un primer premio en Berlín por un Preludio y fuga, libre.

A su vuelta a España, le fue otorgado, el año 1963, el Premio Nacional de Música por la Suite Arabarra (Suite alavesa), que fue estrenada con éxito por la Orquesta Sinfónica de RTVE.

El estilo de Sanmartín es vigoroso, muy personal, sobre todo en lo que se refiere al ritmo, la escritura armónica y la instrumentación. Excelente pianista y organista, su formación musical era muy completa, y eso se reflejaba en su labor creadora, una obra donde impera el orden, el rigor hasta en los pequeños detalles. Enrique Franco ha hecho notar la existencia de un componente dramático y otro clásico en la música de Sanmartín, en cuyo fondo latía el temperamento lírico y ensoñador propio de la gente vasca, acostumbrada a ver difuminarse los contornos de las cosas.

La última obra que recuerdo haber escuchado de él fueron las Danzas sabbáticas, por la Orquesta Sinfónica de la RTVE y Odón Alonso, hará cosa de un año. Era una nueva vuelta al mundo melódico y rítmico de su tierra natal, evocado a través de un diabólico aquelarre.

Aquel día se cerraba el programa con el primer Réquiem de Cherubini. Pidamos nosotros hoy el eterno descanso y la luz eterna hecha música para el amigo, el artista José María Sanmartín.

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