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Análisis de la tortura como hábito constante y universal

La tortura desde el prisma de la medicina va a ser objeto de ser estudio minucioso en la XV Reunión Anual de la Sociedad Española de Medicina Sicosomática y Sicoterapia que se celebrará en Lérida entre el 29 de octubre y el 1 de noviembre próximos.Los aspectos sicofisiológicos, la sicopatología del torturador y del torturado, su inscripción en la vida diaria en los basamentos de la sociedad, serán a grandes rasgos los temas que por primera vez va a abordar un congreso español. La introducción al tema estará a cargo del doctor Antonio Colodrón, médico siquiatra y presidente de la Sociedad de Medicina Sicosomática. Entre las principales ponencias figuran la Sicopatología del pequeño torturador, elaborada por un grupo de médicos del Centro de Investigación AISN, de Madrid; los Efectos de la tortura sobre la personalidad, presentada por el profesor Caparrós; los Padres torturadores, a cargo de la doctora Sánchez Moiso, y la Dinámica y erótica de la tortura, elaborada por el profesor Castilla del Pino.

La reunión tratará además de algunos aspectos no médicos sino puramente sociales de la tortura, a través de la intervención de abogados, como el doctor Pelegrí y el fiscal J. V. Chamorro; periodistas, como Oscar Caballero, y sacerdotes, como monseñor Iniesta, que hablará sobre el Terror religioso.

«En la reunión pretendemos abordar el tema de la tortura -explicó a EL PAIS el profesor Colodrón- no sólo en los casos más terribles y llamativos, sino en las manifestaciones mínimas de la vida cotidiana, porque está inscrita en ella, en el ámbito de la enseñanza, de la burocracia, de las instituciones religiosas tal y como recoge el trabajo realizado por un grupo de colaboradores míos del Centro de Investigación.»

La personalidad pretendidamente anormal del torturador, la capacidad humana de superar la tortura, de afrontar sus efectos secundarios, serán ampliamente analizados médica y moralmente a lo largo de las sesiones.

«Desde el punto de vista moral -prosiguió el profesor Colodrón- no es posible otra actitud que la de la censura, pero desde un punto de vista sicosomático yo creo que es importante profundizar en todos los aspectos que envuelven este tema complejo. La tortura ha existido siempre; se da en todos los países, de una manera científica en las cárceles alemanas, de una manera brutal, en Chile o Argentina, aunque es indiscutible que las sociedades más democráticas ejercen un mayor control contra esta terrible plaga. Se dice que el torturador es un sicópata, pero yo no lo creo, es gente que puede incluso llevar una vida normal, indignarse si en su presencia se pega a un niño. El torturador hace de su trabajo una labor mecánica y normalmente se siente justificado. Por otra parte, la tortura está íntimamente ligada a nuestra especialidad, ya que, de hecho, produce en el individuo que la sufre graves repercusiones sicosomáticas, aunque no es posible ya hablar de lo físico y de lo síquico como si se tratara de una dicotomía.»

Las secuelas de la tortura investigadas por un grupo de jóvenes médicos holandeses, vinculados de alguna manera a Amnesty International, son muy evidentes cuando está aún reciente, caso de los refugiados chilenos que fueron examinados por este equipo en Francia, pero una vez que ha pasado un cierto tiempo, las huellas se difuminan.

De los viejos horrores de la Inquisición hasta la fría destrucción de las cárceles alemanas, los procedimientos de tortura del individuo contra el individuo han experimentado grandes progresos. La brutalidad, la sangre y el dolor físico, esa sensación a la que el hombre no se habitúa nunca, van dejando paso a los limpios sistemas de aislamiento sensorial, de incomunicación, que la XV Reunión Anual de médicos sicosomáticos se proponen someter a un duro examen, que en opinión del profesor Colodrón «tendrá un inevitable tinte político».

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