La huida del nazi Kappler enfría las relaciones entre Italia y Alemania
Las tensiones políticas provocadas en Italia por la huida del criminal de guerra nazi Herbert Kappler, que se encuentra en Alemania Federal, han obligado al canciller alemán, Helmunt Schmidt, y al presidente del Consejo de Ministros italiano, Giulio Andreotti, a cancelar su anunciada entrevista, prevista para hoy en Verona.En los medios diplomáticos europeos se considera que la suspensión del encuentro, realizada de «común acuerdo» pero sin explicitar la fecha en que habrá de concretarse, supone el más grave enfriamiento de las relaciones, entre los dos países, desde la advertencia formulada por Schmidt sobre el eurocomunismo italiano, en junio de 1976, en la Conferencia de Puerto Rico.
La entrevista, fijada inicialmente para el próximo 16 de septiembre, fue adelantada por iniciativa del primer ministro italiano, quien deseaba examinar «urgentemente» con Schmidt la situación financiera de la Comunidad Económica Europea (CEE), y las inciertas perspectivas económicas italianas de cara al otoño, sobre todo según indicaron portavoces de la cancillería alemana, en el contexto del «plan Marshall» propuesto la semana pasada por el líder de la socialdemocracia germana, Willy Brandt, para los países que acaban de presentar su candidatura a la CEE (España, Portugal y Grecia).
En círculos allegados a Andreotti y a la Democracia Cristiana italiana, se señaló recientemente la preocupación de Roma ante tal proyecto, que podría privar a Italia de la ayuda financiera de Bonn. De ahí-indícase- que la postergación de la conversación Schmidt-Andreotti, consumada además a petición del segundo, resulte especialmente significativa.
Pese a las declaraciones de Aridreotti, en el sentido de que el caso Kappler no comprometerá el «buen entendimiento existente» entre Roma y Bonn, la actitud «pasiva» de la diplomacia alemana, que ha anticipado que la Constitución de la RFA impide la devolución de Kappler a Italia -a pesar de los pedidos de «colaboración» formulados por Andreotti-, no hace más que complicar la situación.
Problemas internos
Además de sus dificultades con Bonn, Andreotti debe afrontar también las reacciones que se están registiando en Italia, especialmente ante la sospecha de varios sectores políticos de que la fuga de Kappler del hospital Celio contó con cierto grado de complicidad de funcionarios del Estado ligados a la internacional fascista. Tales reacciones pueden obligar a Andreotti a endurecer aún más, al menos transitoriamente, su actitud ante Bonn.
El presidente de la Cámara de Diputados, el comunista Pietro Ingrao, dijo ayer que el «Estado italiano se siente humillado», mientras el diario La República, de tendencia socialista, publicó una serie de «preguntas» que el Gobierno debería -responder ante el Parlamento, y sugirió que la huida del criminal nazi se hizo posible por un «complot».
Carta de la señora Kappler
El repudio de los partidos frente al hecho se intensificó durante las últimas horas, al confirmar oficialmente la fiscalía de Lueneburg (Baja Sajonia) que Kappler se encuentra en un lugar secreto de esa región alemana. Al parecer, se trata de la localidad de Soltau, donde la esposa del criminal, Annelise Weneger-Kappler, posee una casa, que ayer aparecía bajo vigilancia policial.
Andreotti recibió una carta de la señora Kappler, hallada entre los documentos que las autoridades italianas descubrieron en el hospital Celio, tras la huida, en la que la esposa del ex coronel Joe las SS justifica su intervención en la fuga.
«Hace treinta años -dice- mi padre y yo salvamos la vida a algunos amigos hebreo durante la dominación nazi, con peligro de nuestra vida. Yo nunca me eché atrás a la hora de defender los derechos humanos y en estos momentos me encuentro en un estado de necesidad. Una necesidad que compite con la muerte.»
Memoria de las fosas ardeatinas
Pero ni esta carta ni los intereses italianos en relación con Alemania parecen destinados a calmar las protestas ante lo que Pier Luigi Romita, secretario general del Partido Socialdemócrata, calificó ayer de «gravísimas responsabilidades» del Gobierno, ni la memoria que el pueblo italiano guarda de la matanza perpetrada en Roma por las tropas nazis al mando de Kappler, el 24 de marzo de 1944. Ese día, 335 civiles fueron fusilados en las llamadas fosas ardeatinas en represalia por un atentado que había costado la vida a treinta oficiales alemanes en el centro de Roma. Kappler hizo fusilar a quince rehenes más que los exigidos por Berlín:
Hecho prisionero el 6 de mayo de 1945, Kappler fue condenado a prisión perpetua el 20 de julio de 1948. Pasó veinte años en la cárcel de Gaeta, a cien kilómetros de Roma, y luego fue trasferido al hospital militar de la ciudad. Su abogado pidió el año pasado su liberación, acogida favorablemente en noviembre pasado por el tribunal militar de la capital, pero su liberación fue anulada a raíz de las protestas que la decisión generó en la opinión pública.
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