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La URSS afirma que Alemania desarrolla una nueva bomba nuclear

La Unión Soviética se ha incorporado a la polémica internacional sobre al rearme alemán en base a nuevas armas sofisticadas. Según un comentario difundido por la agencia Tass, la República Federal de Alemania trata de aprovechar la polvareda levantada en torno a la introducción de la bomba de neutrones en la Alianza occidental para crear un artefacto nuclear similar de fabricación propia.

Esta bomba, desarrollada en las factorías Messerschmittaboelkow-Blohm por encargo del Ministerio de Defensa, puede incluso producir, mediante varias explosiones «en traca», fallas en el terreno de varios cientos de metros de profundidad y sepultar en ellas a ejércitos acorazados enteros.Según Tass, el desarrollo de esta bomba significa la «remilitarización de la economía alemana occidental».

La polémica en torno al rearme alemán, qué todos ven desarrollarse a marchas forzadas, ha provocado ya críticas y defecciones en las fuerzas armadas de la RFA. El inspector general de las tres armas, Adolf Heusinger, ha calificado como «sumamente grave» la aceptación por Alemania de la bomba de neutrones norteamericana en base a una opinión estratégica, no humanitaria: en el caso de una guerra, Alemania podría ser conquistada por el enemigo sin destruir la industria del país, lo cual significaría que el vencedor se encontraría «con la mesa puesta» en la casa del ocupado.

Otro criterio anima a los once oficiales y suboficiales que han presentado su dimisión a la superioridad militar «como única respuesta contra el absurdo rearme de su patria». «Hasta ahora estábamos dispuestos a defender este país -dicen en su declaración-, pero no aceptamos como condición la destrucción total de la humanidad.» En apoyo de su postura citan una frase del encargado de relaciones internacionales de la Socialdemocracia y ex ministro, Egon Bahr, quien comentó hace unos días, a propósito de la bomba de neutrones: «Los cadáveres de los hombres se retiran más fácilmente de las calles que las ruinas de las casas y de las fábricas. Pero si esta cualidad de la bomba de neutrones significa un progreso, hemos de concluir que la humanidad se ha vuelto loca.» Como se sabe, esta nueva arma norteamericana, presentada al mercado 32 años después de la masacre de Hiroshima, apenas afecta a la superficie edificada en que estalla, pero destruye toda la vida de la zona en que se produce la explosión.

El ministro de Defensa, impotente frente a la industria

El ministro de Defensa, Georg Leber, se confiesa a su vez impotente frente al montaje de la industria armamentista. En unas declaraciones al semanario de economía Wirtschaftswoche de esta semana, Leber dice que ha tratado por todos los medios de «convencer a los empresarios del sector de que no den la impresión de que se encuentran impulsados irremediablemente hacia la potenciación de la producción de armas como remedio coyuntural».

Leber justifica de todas formas la producción de armas como medio de solucionar el problema de empleo en la República Federal, a pesar de que esta industria solamente emplea a unos 150.600 obreros, es decir, menos del 1% del censo laboral total.

El ministro se enfrenta ahora a un punto sumamente conflictivo: mientras dice públicamente que la producción de armas alemanas «debe limitarse a cubrir fundamentalmente las necesidades defensivas de Alemania», los grandes productores insisten en que quede abolida definitivamente la determinación del Consejo de Ministros de junio de 1971 sobre prohibición de venta de armamento a zonas conflictivas. En el transcurso del tiempo esta cláusula ha quedado prácticamente sin efecto, y Alemania exporta material bélico con pocas excepciones, incluso a países en peligro de confrontaciones internas o con regímenes dictatoriales.

Entretanto, la ola de protestas soviéticas contra la bomba de neutrones llega a su momento de máxima intensidad con la convocatoria de una «semana contra la bomba», iniciada ayer.

Todas las organizaciones soviéticas, dirigidas por el Partido Comunista, toman parte en esta campaña, que se dirige contra el Pentágono, en general, y contra la bomba de neutrones, en concreto.

El diario Izvestia reitera una vez más que la bomba de neutrones complica gravemente las conversaciones SALT y la conferencia de Viena sobre reducción de tropas

Por otra parte, veintitrés científicos y políticos alemanes y extranjeros han condenado el desarrollo de la bomba. Entre otros, se muestran completamente en contra de la bomba de neutrones el director del Instituto Internacional de Investigación Pacífica, de Estocolmo, Frank Barnaby, y el científico nuclear Kfritz Strassmann.

El recientemente fallecido filósofo alemán Ernst Bloch afirmó sobre la bomba de neutrones que ésta «no sólo estaba dirigida contra los enemigos, sino contra toda la humanidad».

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