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Washington endurece su posición contra los regímenes racistas

El secretario de Estado norteamericano, Cyrus Vance, advirtió ayer a Suráfrica que si no suprime rápidamente su sistema de apartheid y permite una plena participación de los negros en la vida política, las relaciones entre Washington y Pretoria sufrirán un deterioro inevitable.

Durante un discurso pronunciado en Saint Louis, ante la «Asociación Nacional para el progreso de la gente de color», una organización que jugó un importante papel en la lucha por los derechos civiles de los negros norteamericanos, Cyrus Vance dijo, refiriéndose al régimen minoritario de John Vorster, que «no podemos defender a un Gobierno que está basado en un sistema de dominación racial y permanecer al mismo tiempo fieles a nosotros mismos».Entre aplausos y ovaciones entusiastas, el secretario de Estado dio lectura a lo que se considera como la más general e importante declaración pública de la Administración Carter sobre Africa. Aunque Vance reconoció que «no podemos imponer soluciones en Africa del Sur», defendió el papel mediador de Estados Unidos al afirmar que «estamos entre los pocos Gobiernos del mundo que pueden hablar francamente, tanto con los blancos como con los negros de Africa, y todavía con una dosis de confianza ».

El momento y el lugar elegidos por Vance para hacer su declaración sobre Africa parecen evidenciar una doble intención. De un lado, el discurso se produjo en vísperas de la asamblea de la OUA, que se celebra en Libreville. De otro; ante una audiencia. mayoritariamente negra, lo que se interpreta como un deseo de la Administración Carter de ganarse el apoyo de la comunidad negra para su política africana.

El secretario de Estado aprovechó también su discurso para criticar veladamente a la anterior Administración, al destacar las diferencias de la nueva política de Washington hacia el continente negro respecto a la forjada por Henry Kissinger durante los gobiernos de Nixon y Ford. Vance aludió a una política negativa que buscaba exclusivamente oponerse a la penetración soviética y cubana en Africa, y que no se había ocupado para.nada del continente hasta que se detectó la intervención cubana en Angola, en una clara referencia a Kissinger.

Ahora, vino a decir Cyrus Vance, las cosas han cambiado y el mero anticomunismo no es una base suficiente para construir la política, africana de Estados Unidos, auhqúe declaró que «nos oponemo a la presencia de tropas cubanas y al incremento de material bélico soviético en el continente. Por otra parte, el secretario de Estado recalcó la oposición de su, Gobierno al apartheid practicado en Africa del Sur y dijo que esta política se había adoptado tras una reflexión cuidadosa y pese a que Washington confía en la colaboración de Pretoria para resolver los problemas de Rodesia y Namibia.

«Apoyamos activamente -continuó Vance- la iniciativa británica de llevar a cabo un arreglo negociado de la crisis de Rodesia. En las próximas semanas buscaremos el consenso sobre una Constitución que permita elecciones libres, abiertas a todos los partidos y en las que toda la población en edad de votar pueda participar igualitariamente. Estas elecciones establecerían el Gobierno de un Zimbabwe (nombre africano para Rodesia) independiente, y nuestro objetivo es que esto se produzca en 1978. »

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Respecto a Namibia, Vance dijo que su país defiende la independencia del territorio, según las resoluciones de la ONU. «La solución incluirá elecciones libres bajo la supervisión de las Naciones Unidas, libertad para los presos políticos, supresión de las leyes discriminatorias y la desaparición de la autoridad.surafricana una vez celebradas las elecciones. »

Paralelamente a estas acciones en Rodesia y Namibia, «el Gobierno norteamericano -añadió Vance- ha expresado al de Suráfrica su firme creencia en los beneficios que se derivarían de una progresiva transformación de la sociedad surafricana». «Esto signíficaría el fin ¡le la discriminación racial y el establecimiento de un nuevo cauce hacia la plena participación política de todos los surafricanos.» Acto seguido, el canciller norteamericano lanzó su advertencia de un inevitable deterioro de relaciones si el Gobierno de Pretoria no accede a estas reformas, para concluir afirmando que «he oído sugerencias de que deberíamos apoyar a los Gobiernos blancos de Africa del Sur, ya que éstos son anticomunistas. De hecho, la negación constante de lajusticia racial en el sur de Africa favorece las posibilidades de intervención extranjera».

En otros momentos de su discurso, Vance aplaudió la decisión de la Commonwealth de condenar las «violaciones masivas de los derechos humanos en Uganda» y definió su política «afirmativa» sobre Africa como una mayor participación de Norteamérica en el desarrollo de los paises africanos y el reconocimiento del nacionalismo africano.

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