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Estados Unidos enviará más armas a Israel

En un gesto que se interpreta en los círculos políticos norteamericanos como destinado a mitigar las críticas que sufre su plan de paz para Oriente Próximo por parte de los poderosos grupos de presión judíos, el presidente Carter propuso al Congreso la venta de material bélico a Israel por un importe total de 115 millones de dólares (unos 8.000 millones de pesetas). Simultáneamente, el Departamento de Estado norteamericano hizo ayer una declaración en la que reitera que Israel debe retirarse de los territorios ocupados, tanto en la orilla occidental del río Jordán como de los altos del Golán y península del Sinaí, como condición para conseguir una paz duradera en la región.

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Esta nueva remesa de armas había sido solicitada por Tel Aviv en el pasado mes de diciembre, e incluye doscientos misiles antitanque, setecientos vehículos acorazados y quince tanques M-728. Hace sólo cuatro meses, Carter aprobó otro envío de material de guerra a Israel por valor de doscientos millones de dólares.Según la versión oficial de la Administración, la propuesta del presidente no tiene por objeto aplacar las críticas, incrementadas en los últimos días, de los congresistas projudíos, sino que se encuadra en la conocida postura norteamericana de garantizar a toda costa la existencia del Estado de Israel y su derecho a vivir en paz. El vicepresidente Mondale se refirió hace unos días al tema en un discurso pronunciado en San Francisco, en el que aseguró que Washington no pensaba utilizar su ayuda militar a Tel Aviv como un método de presión para obligar a los israelíes a llegar a un acuerdo pacífico en la zona.

El gesto de Carter adquiere mayor significado en vísperas de la visita a la capital federal del nuevo primer ministro israelí, Begin, cuya victoria en las elecciones del pasado mes de mayo amenazó con dar al traste con los planes norteamericanos de pacificar la región antes de fin de año. La retirada de Israel a aproxima damente las fronteras que existían antes de la guerra de los "seis días" y la formación de una entidad palestina en el área figuran como los puntos esenciales del plan de Carter, mientras que el partido derechista Likud y su líder, Begin, se oponen rotundamente a ambos.

Presiones internas

Pero el principal problema para la Administración Carter y su política en Oriente Próximo proviene del interior, a través de los poderosos miembros del lobby judío, que acusan al presidente de presionar en exceso sobre Tel Aviv, con el fin de acelerar la tirma de un acuerdo de paz, sin tener en cuenta las repercusiones negativas para el Estado judío.

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Ayer mismo, el senador Jacob Javits, republicano por Nueva York y uno de los más ardientes defensores de Israel en la Cámara, lanzó un duro ataque contra la política de Carter en el Oriente Próximo, que calificó de «no realista», afirmando que servirá más para provocar una nueva guerra que para evitarla. Por su parte, el senador Charles Percy, republicano por Illinois, declaró que «ninguna diferencia entre la Administración Carter y el nuevo Gobierno derechista de Tel Aviv debe debilitar el apoyo norteamericano a la, seguridad de Israel».

Para Javits, los israelíes no deben retirarse de los territorios ocupados en la guerra de 1967 hasta que no obtengan una «paz real» de sus vecinos árabes, y el plan de paz de Carter olvida tres aspectos esenciales: el estatuto de la ciudad de Jerusalén, la integridad de Líbano y el futuro de los altos del Golán. En cuanto al senador Percy, opina que Washington debe ser «paciente» con Begin hasta que éste prepare su plan de acción política e informe del mismo al presidente Carter durante su visita a la capital norteamericana, el próximo 19 de julio.

Mientras tanto, en Jerusalen, el primer ministro de Israel, Menahem Begin, manifestó ayer su satisfacción por la decisión del presidente Carter. «Deseo aprovechar la ocasión para agradecérselo al presidente Carter», manifestó ayer el primer ministro israelí a los periodistas, ante los que añadió: «Conocemos los detalles y es un acuerdo importante.»

Por otro lado, Begin ha comunicado al presidente israelí, Efrain Katzir, que va a aumentar su actual Gobierno, formado por una coalición derechista y ultranacionalista, con ministros pertenecientes al Movimiento Democrático para el Cambio, de carácter centrista.

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