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Trasluz del 27

Cincuenta años, medio centenario., conmemoración, homenajes, mausoleos; 23 de mayo, tres siglos y medio justos nos separan de la muerte de Góngora. ¿Sigue vivo todavía? Trescientos años después de su muerte -hace ahora medio siglo- un grupo de jóvenes poetas celebraban la memoria del poeta cordobés, uno de los grandes renovadores de la literatura universal, de esos nombres escasos que encierran en su simple enunciado todo un género, un movimiento, una concepción del arte.Góngora sobrevive ya por encima de la propia vida: es una institución. Influye tal vez más o menos: hoy más entre los jóvenes neobarrocos; menos entre aquellos mismos que le celebraron hace medio siglo.

¿Existen las generaciones en literatura? Tal vez; lo que no existe es el método generacional como criterio crítico integrador: el estudio de las generaciones es histórico, sociológico, pero escasamente literario. Nos explican los contextos, los hombres, los pretextos o «post-textos», no los textos. La cultura excede el texto, aunque se apoye en él, lo difícil es integrar los dos polos: la obra -el texto, en literatura- con su entorno; o, mejor dicho, los dos métodos críticos.

No hay generaciones literarias: los textos producidos por cada uno de sus miembros destruyen la clasificación, la agrupación, se yuxta y contraponen al mismo tiempo, se complementan, se oponen, se fecundan y se destruyen: nunca coinciden. No hubo jamás una generación del 98, por ejemplo, salvo en los manuales históricos, o en los libros escolares, o en los estudios históricos. No hubo una generación literaria de 1898.

Pero toda regla tiene su excepción, y es posible que una vez, en nuestro espacio histórico y literario al mismo tiempo, existiera, durante algunos años o lustros, una generación, la de 1927. Es el grupo, el núcleo literario que más se acerca a lo que posiblemente pudiera tratarse de una generación literaria. Mal denominada, además, mal tratada y mal clasificada. Se les ha llamado generación del treinta, de la dictadura, de los «poetas profesores», todas ellas apelaciones evidentemente descontroladas. Nos quedamos con la de «generación de 1927» a falta de algo mejor. Al fin y al cabo, la fecha reúne el recuerdo de Góngora con la generación poética más importante de la hístoria literaria española.

«Los del 27» no surgieron de la nada, desde luego. En la poesía española del siglo XX hubo tres fundadores de varia fortuna: Unamuno, Machado y Juan Ramón. « Los del 27» nacieron de sus flancos, de su herencia exigente, de la necesidad de responder a estas tres suscitaciones. Pero aquellos tres fundadores, al lado de estos herederos más o menos díscolos, dieron como fruto el más importante siglo poético español desde el de Oro. Jorge Guillén, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Gerardo Diego -estos cinco todavía a nuestro lado, «repóker» que domina nuestra literatura actual-, Pedro Salinas, Luis Cernuda (el que se agiganta), Federico García Lorca, el de las metamorfosis, el de las mil y una muertes y resurrecciones. La lista no es exhaustiva, pues una generación no se resume en sus protagonistas. Todos ello unidos, en la vida, en la literatura; pero sus caminos estéticos, al final, vuelven a poner en entredicho la persistencia de la generación. Mañana es la fecha simbólicamente conmemorativa. Los artículos, comentarios y homenajes se sucederán en estas páginas, que hoy comienzan bajo la advocación de Góngora y el recuerdo de Luis Cernuda. Continuará.

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