La corrida del siglo... y un poco más

Los tres espadas sumaban 103 años. Eso sí que es una corrida del siglo; lo demás, zarandajas. Auténticos veteranos eran los diestros de ayer: El Viti, 39 años; Paula, 37, y Ruiz Miguel, veintisiete. Claro, así fue de corta la corrida. Por algo la veteranía es un grado, y se encargaron de liquidar los toritos por la vía rápida. Y, además, para eso estaba el presidente, también veteranísimo, que ayer dijo que de devolver toros al corral, nada. Ya había empezado el partido del Athletic y había que ver al menos el segundo tiempo.Y empleando términos futbolísticos, la primera parte de la corrida fue como una centella. Entre el miedo de Paula, el cuerno roto del segundo y la cojera del tercero se llegó a la mitad en un santiamén. De buena se libró el presidente en el tercero. Pero es que la gente no tenía razón: «¡Cojo, cojo, cojo!». Y claro que no estaba cojo: era inválido. La afición que miraba los nubarrones que tenía encima, y la piedra mojada debajo, se abstuvo de lanzar las almohadillas: «Qué caray; y si luego llueve, ¿qué?».

El Viti trajo claque. Y lo es que la inercia: las mulillas ya habían arrastrado al quinto y una señora seguía pidiendo la oreja. Bueno, a lo mejor era para el presidente «¡Cómo se nota que están designados a dedo!». A lo mejor unas democráticas elecciones son capaces de arreglar lo que ni la andanada del «8» puede.

Aunque para precauciones, las de Paula. Se atrevió a entrar a matar con un peón dispuesto al quite y luego con dos. Lo suyo no tiene arreglo. Poco más de cuatro minutos le duró su primero, tras veintidós mantazos por la cara y un desarme. Su segundo le duró un poquito más: veintiséis mantazos, dos desarmes y casi seis minutos. Y es que el hombre tuvo muchas «dificultades».

Los tres diestros sumaban 41 años como matadores de toros. Tuvieron un encierro apañadito y apenas intentaron nada, lo cual ya se lo sabe mucha gente. La lluvia se encargó de convencer a los dudosos y ayer tampoco hubo, ni con mucho, el lleno. Habrá que seguir esperando, pero de momento la isidrada no se lo está mereciendo.