Alemania Federal reanuda sus negociaciones con el Este

El jefe de relaciones del Partido Socialdemócrata, Egon Bahr, reanuda inesperadamente sus antiguas funciones de especialista en relaciones entre la República Federal de Alemania (RFA) con el Este. El negociador de los primeros acuerdos interalemanes en la era Brandt ha viajado a Moscú coincidiendo con la conferencia londinense de la OTAN y con las primeras muestras de desagrado soviético tras la declaración «berlinesa» de las tres potencias occidentales. Bahr ha partido simbólicamente del aeropuerto de Schoenefeld, en Berlín Este, y se ha entrevistado con el ministro de Asuntos Exteriores soviético, Gromiko. En el calendario del viaje se incluye también una serie de contactos con dirigentes del PC soviético y con entidades comerciales de la URSS. Desde 1974 no se trasladaba Egon Bahr a Moscú.Indirectamente, el embajador soviético en Bonn, Valentin Falin, ha dado la explicación de este repentino viaje del negociador federal a la capital soviética: a pesar del malestar creado en el Kremiln por la nueva declaración occidental sobre Berlín, en la que se ha hecho hincapié en la administración conjunta de toda la ciudad por las cuatro potencias vencedoras en la guerra, Moscú espera mucho de la visita que hará Brejnev a Bonn en el segundo semestre del año. Falin ha recalcado que Berlín occidental no es una parte constitutiva de la RFA y que, en consecuencia, no puede ser administrado desde la capital federal. Al mismo tiempo, ha subrayado que su país no pretende convertir a la ciudad en «campo de tensiones». Lo importante es, a su juicio, mantener en el actual nivel, e incluso ampliar, los contactos comerciales entre los dos países, de modo que éstos se diversifiquen. Hasta ahora, el 90 % del comercio germano-soviético se desarrolla en base a productos tradicionales. La insistencia del embajador en aludir a una posible cooperación nuclear y en recordar que su Gobierno es refractario a las limitaciones contra las exportaciones de tecnología nuclear, se ha interpretado como la presentación de un nuevo término de opción para el caso de que Estados Unidos no otorgue a la RFA absoluta libertad de movimientos en este sector.

Sin embargo, el «nuevo» clima creado en Londres entre el presidente Carter y el canciller Schmidt parece restar trascendencia a la oferta presentada indirectamente por Falin. Aunque según el portavoz del Gobierno de Bonn, ambos políticos no han hablado concretamente del conflicto nuclear entre los dos países, puede darse por seguro que hay en perspectiva un acuerdo de amplia base. Helmut Schmidt considera que no es poco el que Carter haya consagrado de una vez por todas la necesidad de que los intercambios, especialmente de armamento, se realicen en las dos direcciones y no en una sola, como hasta ahora. Helmut Schmidt es partidario de ampliar los «temas especializados» de la OTAN a sectores no solamente defensivos, sino también comerciales, económicos y sociales. En este aspecto, el canciller alemán parece querer patentizar un objetivo primordial de la Alianza Atlántica: el de la cohesión del bloque en todos los niveles frente a un hipotético enemigo exterior representado por la alianza socialista, en la que la RFA espera seguir obteniendo cada vez mejores resultados económicos derivados de sus inversiones e intercambios comerciales.