La española cuando vota...
El trabajo llevado a cabo por el tandem Fagoaga-Saavedra ha dado como resultado un conciso, claro y concreto libro-documento, dirigido fundamentalmente a incrementar la información y formación de las mujeres españolas. Se trata de un trabajo objetivo que recoge la corta historia del voto femenino en España, desde sus primeros indicios durante la dictadura de Primo de Rivera hasta octubre de 1931, fecha en que se consiguió el voto para la mujer sin ningún tipo de restricciones. Ni qué decir tiene que, a partir de entonces, no pasó ni mucho menos a ejercer papel alguno de protagonismo. La mujer no fue elemento clave, ni en el triunfo de las derechas en 1933, ni en el de las izquierdas en 1936, porque salvo excepciones, continuo siendo, a pesar de su recién estrenado voto, la gran marginada de la sociedad española.Superado el paréntesis de los tres años de guerra civil, en los que la mujer juega un papel reconocidamente activo, se inicia el largo período franquista, tiempos que duran casi cuarenta años y en los que las mujeres han de limitar su persona a las dimensiones de esposa y madre. Se trata de décadas muy importantes para la evolución de las mujeres y así vemos cómo europeas y americanas, a partir del fin de la segunda guerra mundial, comienzan una escalada que ya no cesa y que tiene como fin la conquista de sus propios derechos y de unas leyes justas en lo que se refiere a igualdad de los sexos corno personas completas que son ambos.
Concha Fagoaga / Paloma Saavedra
La española ante las urnas. Pecosa, Editorial, 1977. 187 páginas.
En la era de Franco las mujeres carecen de cualquier peso político (es de señalar que tampoco el peso político de los hombres se ha dado en demasía). Ahora bien, la exclusión de la mujer ha sido más específica. Una revista oficial publicaba en 1939, «En España, la mujer tiene un papel principal que desempeñar, que es el de forjar hogares dichosos, en el seno del más elevado sentido de la tradición y el alma española, que la desean esposa y madre, ante todo, dándole al hombre los puestos de responsabilidad rectora y la tarea de ganar el pan y engrandecer la nación.»
Pero a pesar de los pesares, y con todo el atraso correspondiente, que supone una escasa formación y una mínima participación en el mundo del trabajo, el Movimiento Feminista español, iniciado por algunos elementos de primera fila como fue Clara Campoamor y obligado a pasar por largos años de catacumba, resurge vivo y muy vivo, dispuesto, no sólo a recuperar el tiempo perdido, sino a aprovechar las oportunidades todavía cortas que ofrece el presente y con una gran esperanza de que vendrán tiempos mejores.
Las autoras de La española ante las urnas finalizan su libro presentando al lector un completo panorama del Movimiento Feminista hoy, que se encuentra extendido por toda España, preparado para jugar su baza en un próximo futuro democrático. El abanico feminista español abarca desde los programas de las más tímidas reivindicaciones reformistas hasta las declaraciones de principios de las más radicales, pasando por todos los estadios intermedios.
El feminismo avanza decidido con un denominador común, aquél que Harriet Taylor Mill señalara ya hace un siglo: «Por nuestra parte, estamos convencidas de que la división de la humanidad en dos castas, una que nace para gobernar y otra para ser gobernada, lejos de ser apropiada, es un daño incalificable, una fuente de perversión y desmoralización para la clase favorecida y para aquellos a cuya costa son favorecidos; y que no produce ninguno de los beneficios que por rutina se le atribuyen, sino que forma una barrera, casi infranqueable mientras dura, contra toda mejora vi tal en el carácter y en la condición social de la especie humana.»
¿Qué van a votar las mujeres en las ya próximas elecciones? El trabajo de C. Fagoaga y P. Saaveera evita el profetizar y, por tanto, no aventura opiniones, se limita a contarnos sencilla y llanamente lo que hay. A continuación, habrá que decir como en los toros: «Que Dios reparta suerte. »
Babelia
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