Gato por liebre
En relación con la carta aparecida el pasado 15 de abril, remitida por don José Estremera Montes, bajo él epígrafe «A la supuesta muerte de una María», quisiera hacer un breve comentario a ésta desde mi doble condición de estudiante de bachillerato, en años anteriores, y mi actual situación de estudiante de Derecho.En primer lugar, pienso que no sería lícito Poner en duda la eficacia y competencia de la totalidad de los que se dedicaron a la enseñanza de la Formación del Espíritu Nacional (mal llamada FEN, según se desprende de su carta). Creo que alguno se salvará; y parece ser que el señor Estremera es uno de ellos. Pero no vayamos a pensar que tales personas definen la asignatura. Todo lo contrario: son única y exclusivamente la excepción.
La FEN (vamos a llamarla as!) ha sido fascismo en su más pura esencia. Y si no, que se lo pregunten a todos aquellos que, como yo, se cansaron de repetir año tras año, que los pilares básicos de toda sociedad son la familia, municipio y sindicato (la célebre trilogía nacionalsindicalista).
No hablaré de jefes de centuria, pero de todos es conocida la estrecha vinculación de los profesores de tal disciplina al ya difunto Movimiento; ya fuera a través de Falange, ya a través de su Sección Femenina.
No supone ningún descubrimiento ni se desvela nada nuevo al decir que el seudofascismo franquista de estos últimos cuarenta años ha manipulado a su antojo a los ciudadanos desde el estrado de la enseñanza, fundamentalmente. Solamente nos ofreció aquello que «convenía» que se supiese. Su perpetuación así lo exigía.
Sería absurdo creer que porque el señor Estremera entienda la asignatura con un nivel distinto y una calidad superior, la FEN haya sido sociología política; no cabe confundir «El hombre en su dimensión social» (eterno primer capítulo de los manuales), con las tesis marxistas sobre conflictividad social y lucha de clases; tampoco hay posible relación entre los sistemas de partidos y la estructura del «partido».
Aquí nos han dado gato por liebre. Pero lo peor del caso es que no basta con reconocerlo. Yo no consigo conectar con mi padre por culpa, en gran medida, de la FEN.
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