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Comienza la feria de Sevilla

La feria de Sevilla, todo el ciclo de once corridas, una novillada y un festejo de rejoneadores, empieza esta tarde. Hay gran expectación por la feria, como siempre, pero también el ambiente extraño. Por las calles sevillanas aparecieron pintadas y carteles en los que se acusaba de fascistas a ciertos toreros. De otros se dice que son comunistas, y ya no podrá ser con intención peyorativa porque están dentro de la legalidad. «¡Han politizado la fiesta!» Hay en algún sector como un quejido porque la política entró en el mundo de los toros.

Y no se dan cuenta de que toros y política se confundieron siempre, pues política es del pueblo, y la fiesta también lo es, y en este país, además, una ha arrastrado a la otra, siempre, hasta en estos años de dictadura, en los que la política singularísima que se llevaba invadió el fenómeno taurino hasta las entrañas, y así le fue.La propia configuración de los carteles de la feria sevillana ha chocado al público y a la afición. Que unos toreros poco conocidos o prácticamente desconocidos tengan su puesto, por inusual, produce ese clima de cierta turbación -las costuras les hacen llagas-, que pasará en cuanto salga el toro. Ahora tienen su oportunidad algunos toreros modestos, como parece que van a tenerla en San Isidro. ¿Que es por política? También fue política -torpe y no siempre limpia política- el fenómeno El Cordobés, como muchos otros, y sirvió para dejar la fiesta hecha un guiñapo.

Las reivindicaciones laborales de este invierno les han servido a algunos de los que menos torean para verse anunciados en la feria de mayor solera de toda la historia de la tauromaquia. Este es un paso adelante, y por tanto es bueno. Uno de los líderes de aquellos movimientos sociales, Antonio Francisco Vargas, torea precisamente esta tarde. Anteayer dio fin a su entrenamiento en la plaza de Alcalá de Guadaira. Es presumible que hoy se le vea falto de sitio en el ruedo de La Maestranza. Es natural, porque ha toreado muy poco, y habrá que tener comprensión por ello. Pero deberá esforzarse para aprovechar la oportunidad que se le brinda, si es que, de verdad, quiere ser torero. En Vargas se centra una de las grandes incógnitas de la feria. Los más no conocen de él ni su fisonomía.

Otro de los buenos alicientes que presenta la corrida de hoy es la participación de Gabriel Puerta, que rompió de novillero con fuerza y luego las empresas se olvidaron de él. Su triunfo cuando se presentó en Madrid no le valió ni siquiera para repetir en Las Ventas, y aquello fue injusto, si bien tiene ahora ocasión la empresa madrileña de corregir su yerro para ofrecerle la confirmación de alternativa. De lo que Puerta haga hoy en Sevilla, y en su caso en Madrid por San Isidro, puede depender todo su futuro.

Cabecera de cartel es Manolo Cortés, un estilista, ya de vuelta de muchas cosas. El diestro de Ginés, muy conocido de la afición de toda España, y constituye por su veteranía un factor importante a la hora de valorar la calidad del cartel.

Los toros de esta corrida pertenecen a la ganadería de Manuel Camacho, de Medina Sidonia, procedente de Ramón Ortega y duque de Braganza.

Empieza hoy, en fin, una importante feria, porque se encuadra en los umbrales de la nueva hora del toreo. Una feria que dicen ha estado determinada por la política. Y dicen bien, por que siempre fue así. Otra cosa es que esta política guste a los que estaban tan orondo apuntados a la otra. Pero de eso nadie tiene la culpa.

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