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Mesa redonda sobre el teatro de las nacionalidades

Participaron Ricardo Salvat, Manuel Lorenzo y Luis María Iturri

Con una mesa redonda sobre El teatro de las nacionalidades, en la que participaron Ricardo Salvat, Manuel Lorenzo y Luis María Iturri, finalizó el seminario dedicado al teatro español durante el franquismo, organizado por el Instituto Alemán y coordinado por Juan Antonio Hormigón.

Ricardo Salvat, director de la Escuela de Estudios Artísticos de Hospitalet, situó los cien años de existencia del teatro catalán, que se desarrolla a partir del movimiento de la Renaixença y tiene en el local del Romea su centro de difusión. Antes de esta época no existía una tradición teatral, a excepción de las fiestas parateatrales y algún texto medieval. A finales del siglo pasado se impone la figura de Guimerá como autor nacional, que reflexiona sobre el pasado y presenta en sus personajes la manera de ver el mundo la pequeña burguesía catalana. Los autores novencentistas, como Sagarra y Rusiñol, consiguen una calidad dramática. En este tiempo también figuran una corriente de sainetistas y el teatro de los anarquistas.

En el período 1930-38 se consigue un teatro nacional, subvencionado por la Generalitat, que no llega a consolidarse por los acontecimientos históricos. A partir de 1939, el teatro catalán es prohibido y no se representa hasta 1946. «Se ponen obras tradicionales y se intenta un teatro a la europea que no gusta. Sagarra ocupa en exclusiva el Romea.» A partir de los años cincuenta se pone en marcha el teatro de cámara y ensayo, donde se recupera el sentido de vanguardia. Con la creación de la Agrupación Dramática de Barcelona se descubren autores como Espríu, Oliver, Capmany y Pedrolo. En los años sesenta domina la escuela Adriá Gual y grupos independientes, planteando el señor Salvat los problemas del bilingüismo y los escritores en castellano que viven en Cataluña.

La situación del teatro en Galicia fue expuesta por Manuel Lorenzo, director del teatro Circo de La Coruña. Sitúa los primeros intentos de teatro gallego a principios de siglo, concretamente en 1916, con la creación de las Hermandades da Fala, y diez años más tarde con la Escola Galega, que pretenden la recuperación del idioma. Estos autores y grupos darán lugar a un movimiento culto, la generación Nos, y otros de carácter político, con la formación del partido galleguista. El teatro de Castelao, Cabanillas o Villar es un intento de teatro para Galicia, con obras de contenido social y político.

Como ocurre con todo el teatro de las nacionalidades, la guerra civil supone una ruptura. No se vuelve a hacer teatro gallego hasta 1943. La actividad teatral se centra en la Argentina, donde se encuentran Castelao, Seoane, Díaz Pardo, Dieste y Blanco-Amor.

En los años cincuenta surge la primera editorial (Galaxia), una generación de narradores y un teatro para leer, de escasa viabilidad escénica. Las obras de Castelao y Otero Pedrayo recuperan el idioma y la dignidad artística. A partir de los años sesenta confluyen la nueva canción gallega y los grupos de teatro independiente, de difícil conexión en las zonas rurales, apartadas de la cultura.

Luis María Iturri, director del teatro Akelarre, de Bilbao, planteó la cultura vasca en el contexto político, significando que sólo el 25% de la población habla el euskera. La falta de tradición literaria hace escaso el número de dramaturgos. En este aspecto se han recuperado las pastorales, repertorios de teatro medieval de gran contenido cultural, que se siguen representando. La base de un teatro nacional en Euzkadi se encuentra en el arraigo de tradiciones y costumbres, los coros y folklore. La fundación en 1915 de la Academia de Arte Dramático, que representa obras en euskera, significa un pequeño impulso con diversas fluctuaciones.

Con la guerra civil «es imposible proponer un teatro vasco ni hablar en euskera; las zonas de habla euskera son reducidas al mutismo». Para Luis María Iturri, en los años 1945-50, se da un planteamiento real de una cultura vasca, con la creación de la Escuela Vasca, donde dominan los artistas plásticos. La evolución del teatro es más lenta, sin poder plantear las obras en euskera. Los grupos tienen actividad en unos centros concretos y con obras en castellano. El teatro en Euzkadi se ha desarrollado de forma bilingüe en los tres últimos años, en una difícil conquista de los grupos, y sólo en el último año se ha podido hacer en euskera.

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