_
_
_
_
_
Tribuna:DIARIO DE UN SNOB
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Los nietos del Régimen

Creíamos que esto no era más que esperar cuarenta años y hale, todos a la calle, amnistía general para los culpados de ser españoles. Pero no habíamos contado con la tercera generación, o sea los nietos del régimen. Las dictaduras, como las maldiciones gitanas, suelen prolongarse hasta la tercera generación. El nieto de Franco parece que se dedica a la caza furtiva, entre el negocio y el safari. Hizo sus primeras armas contra la horda criminal de la capra hispánica en las extensiones impunes de El Pardo, y ahora ha extendido su valentía al resto de España.-Y para eso quieren darles el voto a los menores de veintiuno -dice el quiosquero.

-Y usted que lo diga.

No puede ser. El Gobierno tiene razón. No se les puede dar el voto a los menores de veintiuno. El nieto de Franco tiene veintidós. Qué cruz, Señor, qué cruz. Los padres, los hijos, los nietos. Como si no hubiéramos tenido bastante con los padres y los nietos, la Oposición y la izquierda piden el voto para los nietos. Unas locas, la Oposición y la izquierda, unas salidas. Ya ve usted lo que son los jóvenes. Matar cabras e incluso capras, que la capra es un animal más erudito que la cabra. Chupar drogas y embarazarse antes de tiempo.

-Oiga, que el joven Francisco Franco no chupa drogas -me increpa un señor que, sin ser Fuertes de Villavicencio, se tira un aire a Fuertes de Villavicencio, cuando voy a comprar el pan.

No, claro, porque es nieto de Franco e hijo del marqués de Villaverde, y contrapariente por tanto (o sea, nada pariente del de Vilallonga), pero ahí está Victoria Abril, embarazada antes de tiempo, no sé ya si en la realidad o en la ficción.

-No pretenderá usted que a Victoria Abril la ha embarazado Francisco Franco Martínez-Bordiú.

No sé ya si es el mismo señor de antes o es otro, pero por todas partes surgen señores dispuestos a defender a los nietos del régimen. Realmente, Alianza Popular ha nacido para eso, para defender a los nietos del régimen contra la acometida marxista de la capra hispánica, de la que Francisco Franco Martínez-Bordiú se defiende mediante heroicas escopetas finlandesas con mira telescópica y silenciador.

-¿No serían mariettas? -sugiere el parado.

Este hombre siempre se pasa. Ha dicho Navarro que lo de Atocha fue un ajuste de cuentas y que su deuteragonista sindico-vertical, le enseñaba la pistolas siempre que discutían.

-¿Y usted cree que lo de Francisco Franco Martínez-Bordiú contra la capra hispánica habrá sido un ajuste de cuentas? -me apremia el abrecoches.

Eso que se lo pregunte Miguel Angel Aguilar a Conesa. Lo que yo quiero decir y digo es que me parece una locura darles el voto a los menores de veintiuno, a los dulces pájaros de juventud, como los llamaba Tennessee Williams. (Tennessee Williams es una moda que vuelve, según me cuenta García Moreno, el director teatral). Si el nieto de Franco, que tiene veintidós, comete tales rifirrafes, qué se puede esperar de los de veintiuno, y aun de los de dieciocho. Nada. Vicio y marihuana. Me llama Terry Southern desde Nueva York:

-Ahí te envío mi libro. A la rica marihuana y otros sabores.

A la izquierda joven le da por la rica marihuana y a la joven derecha por la capra hispánica. Menos mal que hasta ahora nadie ha embarazado a ninguna capra hispánica, que se sepa. La única que presenta denuncia por estupro de menor es la madre de Victoria Abril. Victoria Abril, dulce capra adolescente y televisiva. Pero el voto a los jóvenes de ninguna de las maneras. Señor, Señor, cuarenta años triunfales, y ahora, los nietos del régimen con escopetas finlandesas y telescópicas, después que habíamos disfrutado a los padres y a los abuelos. Nos dijeron que éramos demócratas orgánicos, pero era una mentira piadosa. No éramos más que capras hispánicas. Y lo seguimos siendo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_