La Sinfónica de Bratislava, en la Universidad

El fin de semana madrileño registró la actuación de dos orquestas nacionales y una extranjera. Fue ésta la Sinfónica de la Radio de Bratislava, con su titular, Ondrej Lenard, y la colaboración del flautista Wladislav Brunner. Excelente músico, dueño de una técnica considerable y un pensamiento riguroso, una y otro se inscriben en el área de la tradición bohemia que, en flauta, se inicia justamente con Frantisek Benda, de la larga dinastía de los Benda, último de los cuales fue el director Hans, tan conocido y querido aquí.El concierto en Mi menor de Frantisek Benda es obra bella, elegante, de recursos dinámicos a la escuela de Menheim, pero sin el sex-appeal de Mozart o Haydn. De todos modos, el Adagio supone algo más que bien hacer y atractivo para penetrar en el campo de la auténtica emoción. En Tannhäuser (obertura) y en la Heroica, orquesta y maestro evidenciaron altas calidades, de modo particular en la afinación y expresividad de la cuerda, cuyo sonido transparente, de rápido vibrado, cala muy hondo en el ánimo del público. La construcción por parte de Lenard fue buena, a partir de una excelente administración del tiempo, acaso el primer problema que ha de plantearse un director. Triunfo multitudinario ante un público entusiasta, como es el del Colegio Mayor San Juan Evangelista, cuya labor musical es tan eficiente que alcanza a la posibilidad de presentar tina orquesta de la importancia de la Sinfónica de la Radio Eslovaca. Aire universitario y popular en el que encontró especial eco la lectura, por alumnos del Conservatorio, de un escrito sobre la actual problemática de la enseñanza músical.