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"La psiquiatría de los países del Este ignora el psicoanálisis"

La sociedad cubana, como la de los otros países comunistas, consiguió grandes logros de transformación social también en el campo de la psiquiatría tradicional. Pero lo que allí existe es una psiquiatría más preocupada por la naturaleza biológica de la enfermedad mental que por el mensaje interpersonal que hay debajo de esos trastornos. No existe allí el psicoanálisis y los responsables de la investigación en el mundo de la mente parecen estar presos de la angustia que supone separarse de una metodología positivista. Estas son algunas de las ideas expuestas por Carlos Castilla del Pino, en una conversación a su regreso de un congreso de APAL (Asociación Psiquiátrica de América Latina), celebrado en La Habana. Castilla del Pino, investigador de vanguardia en el mundo del piscoanálisis y el marxismo, reconoció, no obstante, las grandes conquistas de la sociedad cubana, que «pagó el precio de cierta pérdida de sensibilidad por grandes logros de transformación, social», atravesando en la actualidad un momento que él ve «con inquietud pero con esperanzan.

«Cuba es una cultura próxima a la nuestra -afirma Castilla del Pino- Se ven allí los logros de una transformación social no sólo visibles en los medios de producción sino en las estructuras y las relaciones humanas. Se acabó con las lacras de la miserabilización, el analfabetismo, las terribles diferencias sociales... Algo que parecía impensable. El precio de este éxito innegable que yo mismo he podido palpar es, desde nuestra óptica, la pérdida de cierto sentido burgués de la sensibilidad. Pero debemos rendir homenaje a los logros burgueses. Es necesario buscar la vía según la cual el logro de una justicia distributiva no implique la alternativa del sacrificio de esos logros burgueses positivos. Es el gran reto de las sociedades del futuro. El gran reto es el paso a esa desigualdad a la que el propio Marx se refirió. No a la desigualdad como injusticia, sino a la desigualdad como diferenciación personal, cuando las necesidades socioeconómicas estén obviadas.»El psicoanálisis no existe en Cuba, como no existe en el mundo del Este. ¿Cómo es allí la psiquiatría? «Se trata de una psiquiatría académica, clásica, influida por la soviética -responde Castilla del Pino- Se trata de una psiquiatría muy preocupada por la investigación básica: neurofisiología, bioquímica.... una psiquiatría más preocupada por la naturaleza de los actos psíquicos normales o anormales que por el carácter de signo o de significativo que el acto de conducta posee.

«Dentro de la psiquiatría de los países comunistas -continúa el señor del Pino- parece que están presos de la angustia que les produciría la separación de una metodología positivista. Es el miedo a la movilidad del status. La ciencia positiva, en general, es garante del orden una vez establecido. Esto que sucede en los países comunistas es equivalente a lo que en el orden capitalista significa el uso del psicoanálisis como un ulterior intento de reintegración del neurótico al sistema de valores establecido. Y en realidad eso no es el piscoanálisis, sino el modo en que se emplea. El psicoanálisis, en realidad, tiene un ingrediente revolucionarío.»

Ese ingrediente revolucionario del psicoanálisis no existe, por tanto, en Cuba. Pero lo que sí existen son ciertos logros, dentro de la psiquiatría tradicional. «Los cubanos han logrado,, dentro. del marco de la psiquiatría tradicional, un modelo ejemplar», asegura Castilla del Pino , que prosigue: «Un ejemplo de ello es el hospital psiquiátrico de La Habana, Mazorra. Constituye en sí mismo lo que llamaríamos el antihospital por excelencia. Se alojan allí 4.500 pacientes. Con esta realidad que se encontraron configurada -hoy no se construiría un hospital tan numeroso- han logrado realizar una asistencia modelo de la que difícilmente se puede encontrar parangón en la psiquiatría institucionalizada occidental. En 1959 había en este hospital 14-20 muertes diarias; en un caso se llegó a 86. Las condiciones eran infrahumanas. Actualmente esta población es rehabilitada mediante el trabajo, el deporte, la convivencia y la pedagogía. Se trata de un verdadero antihospital, en el sentido de que, con una masa ingente de personas, no está masificado.»

Las referencias a la antipsiquíatría como denuncia de una psiquiatría tradicional, inhumana, masificada y desconocedora de los mensajes sociales que el enfermo comunica a sus conciudadanos, Castilla del Pino explica: «La psiquiatría moderna comienza con el psicoanálisis. Esto lo vió muy claro José Ortega y Gasset porque es la primera vez que se comenzó a tratar lo psicógico y lo psicopatológico en su categoría de mental y sin que se remita lo mental a la naturaleza biológica que indudablemente ha de tener.

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