Sheinbaum pide “cabeza fría” ante el vendaval de decretos de Trump que afectan a México
El Gobierno mexicano hace un llamado a la calma y afirma que el republicano ya había adoptado medidas similares durante su primera presidencia, pero insiste en el respeto a la soberanía del país y en mantener la cooperación
El Gobierno de México rompió el silencio y ya se pronunció frente a la batería de decretos firmados por Donald Trump en su primer día en la Casa Blanca. Claudia Sheinbaum pidió “calma” ante la declaración de emergencia en la frontera, el regreso del programa Quédate en México, la amenaza de imponer aranceles y la designación de los carteles de la droga como organizaciones terroristas, entre otras medidas que evidencian el viraje de mano dura de su Administración y comprometen los circuitos críticos de la relación bilateral. “Es importante tener la cabeza fría”, señaló la mandataria en La Mañanera de este martes y enfatizó que la mayoría son acciones que Trump ya había adoptado durante su primer mandato. “Vamos a actuar siempre en la defensa de nuestra soberanía y nuestra independencia”, afirmó Sheinbaum, al hacer un llamado para mantener la cooperación y colaboración para enfrentar los desafíos de ambos países.
“La presidenta siempre va a defender a México por encima de todo”, subrayó la mandataria. Sheinbaum insistió en que los decretos anunciados en Washington caen en el terreno de lo que se esperaba y de lo que México ya ha enfrentado en el pasado. “Se detendrá inmediatamente toda entrada ilegal, y comenzaremos el proceso de devolver a millones y millones de extranjeros criminales a los lugares de donde vinieron”, aseguró Trump en su discurso de toma de posesión. El republicano mantuvo la retórica ultranacionalista y xenófoba que lo catapultó a la presidencia. Habló de frenar la “invasión” de su territorio, anunció la imposición de aranceles para detener el tráfico de fentanilo y prometió mano dura contra los carteles.
Las autoridades mexicanas, sin embargo, evitaron engancharse y caer en cualquier tipo de confrontación, aunque fueron firmes al trazar las líneas rojas de la relación que esperan tener con el nuevo Gobierno estadounidense. “Vamos actuar en apoyo y solidaridad con nuestros connacionales, a las y los mexicanos que viven en Estados Unidos”, dijo sobre las amenazas en materia migratoria. “No están solos, no van a estar solos”, insistió el canciller, Juan Ramón de la Fuente, al detallar la estrategia consular para enfrentar los embates de Trump.
Pese a las muestras de templanza y aplomo, los anuncios de Trump ya empiezan a tener un impacto al sur de la frontera. El regreso de Quédate en México ha elevado la presión sobre las ciudades fronterizas y, tras la desaparición de la plataforma CBP One, miles de personas han quedado en el limbo, tras esperar durante meses en territorio mexicano para tener acceso a la única vía legal que permanecía abierta para llegar a Estados Unidos.
El Gobierno de Sheinbaum ha tachado la estrategia de republicano como “medidas unilaterales” y se resiste a convertirse, al menos de facto, en un tercer país seguro. La principal prioridad sigue siendo que la comunidad mexicana, con al menos cinco millones de indocumentados, no sea blanco de las redadas y las deportaciones masivas anunciadas por el magnate. La presidenta insistió en que el programa es el mismo que se anunció en 2018 e, incluso, dijo que la declaración de emergencia y la intención de militarizar el combate a la migración tampoco son medidas novedosas.
La excepción es la designación de los carteles como grupos terroristas, una idea que había ganado fuerza durante la última década, pero que no se había concretado. “Esperé mucho tiempo para firmar esto”, dijo Trump cuando presentó el decreto en el Despacho Oval. La preocupación de México no es un tema de nomenclatura, sino de que Washington justifique operativos e intervenciones militares en su territorio bajo la excusa del combate al terrorismo. El republicano, incluso, amagó con esa posibilidad. “Podría pasar”, deslizó ante los medios, “cosas más extrañas han pasado”. Por esta razón, Sheinbaum se ha mostrado reacia a hablar de la crisis de violencia en el país en esos términos, aunque dijo que Washington estaba en su derecho de tomar medidas de política interna contra el narcotráfico. “Dentro de Estados Unidos también operan grupos criminales”, sentenció la mandataria. “Hacia dentro de su territorio pueden actuar y deben actuar”, reviró.
“Lo que vamos a buscar es la coordinación en materia de Seguridad con respeto a nuestra soberanía”, dijo la presidenta para avanzar en la negociación con Estados Unidos. Sheinbaum no se refirió explícitamente a la posibilidad de una intervención militar, pero sí fue bastante clara en cuanto a los límites que no quería cruzar ―la soberanía y la independencia― y en los mensajes de consumo interno a su base de seguidores. La mandataria confío en establecer un diálogo formal con el equipo de Trump e iniciar con las reuniones de trabajo. “Como vecinos y socios comerciales, el diálogo, el respeto y la cooperación siempre serán el símbolo de nuestra relación”, dijo en su mensaje de felicitación.
Sheinbaum también se refirió a las amenazas en el plano comercial y los obstáculos que han surgido en la renegociación del tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá (TMEC). Trump declaró que, a partir de febrero, empezará a imponer aranceles del 25% a sus principales socios si no tomaban acciones contundentes frente a China y el narcotráfico. “Lo que están diciendo es que continúa el tratado comercial y que hay un proceso de revisión, que está establecido en el propio tratado, para 2026″, planteó la presidenta para apagar los temores ante una guerra arancelaria.
“Siempre hay que actuar con respecto a lo que está escrito”, zanjó Sheinbaum, para enfatizar entre líneas que una cosa es lo que Trump dice y otra, lo que hace. La mandataria puso como botón de muestra la intención de cambiar el nombre del golfo de México. “Le va a llamar golfo de América en su plataforma continental, para el mundo entero seguirá siendo el golfo de México, es importante que se vea lo que dice el decreto”, señaló. El vendaval de Trump, sin embargo, anticipa un viraje de mano dura en los tres pilares que sostienen la relación bilateral ―el comercio, la migración y la seguridad― y el inicio de una ardua negociación que se extenderá por los próximos cuatro años.
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