"La fuerza de los pueblos nos influye mas que los teóricos del teatro"

Ayer se presentó por primera vez en Madrid el grupo Living Theatre con su creación colectiva Siete meditaciones sobre el sadomasoquismo político, que pertenece al proyecto piloto de universidad número 1 del ciclo La herencia de Caín. Hoy representarán la segunda y última sesión en el teatro Alcalá.

Ante la imposibilidad de actuar en España en los lugares habituales del grupo (calles, plazas, escuelas, hospitales), han llevado a un local comercial la obra Siete meditaciones..., dejando para otra ocasión la presentación de sus piezas cortas, creadas en contacto con comunidades determinadas. El grupo se encuentra actualmente en gira por España. Desde el otoño de 1975 han desarrollado su trabajo en Italia, donde han presentado unos treinta espectáculos en más de sesenta ciudades. Representan sus obras en el idioma de los países que visitan. Para esta gira han perfeccionado el castellano y para el futuro estudian la posibilidad de representar en catalán.Julián Beck y Judith Malina, creadores del Living Theatre, explican la evolución del grupo, las implicaciones de la obra y su entendimiento del hecho teatral.

EL PAIS. ¿Cómo reacciona el público español ante las propuestas del Living?

Julián Beck. En todas partes el público ha cambiado. Nuestro público, desde 1968, es sobre todo de jóvenes, que también hemos encontrado en España en esta gira. Antes era un público de aficionados al teatro, intelectuales y clase media liberal. El tema que hemos elegido para nuestros espectáculos es la teoría del anarquismo. El teatro hasta ahora estaba controlado por la clase burguesa. Nuestra lucha en el teatro desde hace treinta años es crear un teatro que sea verdaderamente el espejo del mundo con un contenido social y político.

EL PAIS. ¿Significa esto un cambio ideológico y formal del grupo?

Julián Beck. Entendemos el teatro como un rito comunal en el que el público busca las llaves de la trascendencia, con la posibilidad de salirse de la prisión de la consciencia y la realidad cotidiana. Queremos utilizar el teatro para estudiar las posibilidades de las alternativas sociales. Esta es nuestra provocación en este momento. Ahora el contenido del espectáculo es más importante, comunicar directamente con la gente, que a través de los movimientos corporales o el simbolismo de la puesta en escena.

Esclavitud universal

Judith Malina. Lo más importante que queremos comunicar es que existe un modelo de esclavitud que parece ser universal. Se trata de la relación de uno que manda y otro que obedece, un modelo jerarquizado de amo-esclavo, que es válido en la vida personal, sexual, de educación, en el Gobierno, en los negocios, en la cocina o en la cama. Es el problema de la fuerza y la debilidad, lo sádico y lo masoquista. Podemos combatir esta tendencia desde el punto de vista libertario, humanitario. Para nosotros es un desafío buscar una respuesta válida en las situaciones donde se manifieste la esclavitud.EL PAIS. ¿A qué obedece la incorporación en la obra de ritos y ceremonias?

Judith Malina. Entre los jóvenes hay la tendencia de utilizar las diferentes influencias asiáticas y africanas, utilizar esta fuerza como una posibilidad de liberación de las tradiciones cristianas y europeas. Nosotros utilizamos estas fuerzas no para buscar la influencia cósmica, sino para recordar las obligaciones políticas que tenemos con estos países y sus tradiciones. Meditamos sobre nuestra obligación de entender los sufrimientos humanos y tomar acciones prácticas. En la obra hay una canción africana que la tomamos de la tribu Ganoua, que estaban en la esclavitud hasta el año 1955.

EL PAIS. ¿Qué factores o influencias han determinado la evolución del Living, a través de su trabajo en Estados Unidos, su exilio europeo y el contacto con las comunidades del Tercer Mundo?

Judith Malina. Al comenzar cada espectáculo nos preguntamos lo que es válido para el cambio de la historia y cómo se manifiesta en las diferentes situaciones y países. Mi maestro, Erwin Piscator, decía que teníamos obligación de contestar a, nuestro tiempo. Respondemos a las situaciones con una respuesta libertaria y pacifista. Queremos romper el mito de que no es posible el mundo de la libertad.

Teatro y libertad

Julián Beck. Nuestra vocación es estar abiertos a lo que está pasando en el mundo. Las fuerzas de los pueblos en diversas partes del mundo-influyen en nuestro trabajo más que los teóricos del teatro, como Artaud o Brecht. El problema es descubrir si es posible que el teatro ayude a la gente a encontrar más libertad, si el teatro sirve para desarrollar la sensibilidad y la inteligencia. Intentamos crear formas de teatro que puedan comunicar directamente con las gentes que no pueden entrar en el teatro por motivos económicos y culturales.EL PAIS. Es ya clásico plantear la práctica artística del teatro como un medio revolucionario. ¿Cómo entienden esta posibilidad?

Julián Beck. Es un problema que estudiamos siempre y más con el desarrollo del tiempo. Me parece que el problema no es el arte ni el teatro en sí mismo, sino el sistema de clase. El arte puede comunicar con toda la gente que se interese en entenderlo. Por razones económicas y culturales, el arte pertenece a unos pocos, es utilizado por la clase dirigente. Es la tragedia del artista, la pérdida de una comprensión del universo. El arte representa siempre la liberación de los. sentidos y la imaginación.