Tensión en el socialismo italiano por el "caso Rumor"
El escándalo Lockheed ha agitado las aguas en el Partido Socialista, o lo que es lo mismo, la absolución de Rumor se ha convertido en la espoleta de una bomba que puede estallarle entre las manos al Gobierno Andreotti. El próximo día 3 de marzo, la Cámara de Diputados y el Senado decidirán, en sesión conjunta, si el democristiano Luigi Gui y el social-demócrata Mario Tanassi, ambos ex ministros de la Defensa, deben ser procesados por corrupción por el Tribunal Supremo de Garantías Constitucionales. Rumor, por voluntad de última hora de socialistas y republicanos, no se sentará en el banquillo de los acusados, sino en la poltrona del acusador.
La base del Partido Socialista se ha rebelado contra esta decisión de los jóvenes coroneles de cuarenta años, que la gobiernan. Un nuevo liderato socialista que aspira a un socialismo eficaz, sin corrupciones ni componendas. Aunque su secretario general, Bettino Craxi, publicó ayer un artículo en el órgano de su partido, Avanti, para justificarse, asegurando que no persigue la vuelta al poder con la Democracia Cristiana, algo que en realidad nadie cree.Al parecer, la Democracia Cristiana, con tal de salvar a Rumor, amenazó incluso con disolver antes de tiempo el Parlamento. Con el escándalo Rumor quedan, pues, aplazados los planes de encuentros bilaterales entre socialistas y democristianos, que los primeros habían propuesto, a partir del 2 de marzo, con el objeto de explorar la situación y de buscar una perspectiva más segura al Gobierno Andreotti. Incluso hay una tímida propuesta para remodelar el Gabinete, colocando hombres que dieran más garantía a la izquierda, ya fueran técnicos o no.
El Gobierno Andreotti, mientras tanto, saca fuerzas de flaqueza. Se dice que procede a tientas, pero nadie desea una crisis a obscuras, ahora que la lira, sin protección alguna, se mantiene bien en el mercado y las negociaciones para recibir dinero prestado de la CEE y del Fondo Monetario Internacional (FMI), van viento en popa. No se puede decir ni siquiera que se viva en una situación de pre-crisis. Se trata, simplemente, de buscar y avanzar hipótesis sobre cómo encontrarle sucesor a Andreotti. El frente de las abstenciones (comunistas, socialistas, socialdemócratas, republicanos y liberales) sigue dándole el voto de no desconfianza a Andreotti. Ha cambiado solamente el tono, comenzando por los republicanos que quieren mayor rigor en solucionar la crisis económica, por los socialdemócratas que en el fondo quisieran un Gobierno de democristianos, socialdemócratas y republicanos con el apoyo comunista y socialista y un programa concertado y, por último, por los socialistas que con el caso Rumor pagan casi con una crisis interna la renovada tirantez entre comunistas y democristianos.
El Gobierno Andreotti, mientras tanto, dice que procede con «realismo y distinguiendo el papel de cada uno». Así lo habría hecho ante la nueva protesta social que viene de la Universidad, dejando a los sindicatos y al Partido Comunista que le sacara las castañas del fuego. Así lo hará esta semana en el Parlamento corrigiendo el decreto de austeridad, que prácticamente congela la adecuación de los salarios al aumento del coste de la vida con la oposición de los sindicatos La protesta de éstos se reduce, por ahora, a pocas horas de paro en la jornada en fase de renovación de los contratos colectivos de las diversas categorías sociales.
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