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Graves incidentes en la Universidad de Roma

Setenta heridos, veinte de ellos hospitalizados, dos gravísimos, es el saldo de los enfrentamientos registrados ayer en la Universidad de Roma entre ultraizquierdistas y representantes de los sindicatos y afiliados al Partido Comunista.

La Universidad ocupada desde hacía catorce días por numerosos grupos de estudiantes, fue desalojada anoche por la policía, que procedió a ocuparla «para preservar la vida de las personas y los bienes», tras un pedido del rector Antonio Ruberti al poder judicial.

Ataque de los «autónomos»

El líder sindicalista Luciano Lama, comunista, secretario de la Confederación Sindical Unitaria, iba a hablar para prometer a los jóvenes su apoyo en favor de la reforma universitaria y del derecho a estudiar para los 13.500 contratistas que hoy trabajan precariamente en la Universidad. No le dejaron hablar los autónomos extraparlamentarios de izquierda. Se trata de grupos que no aceptan ninguna mediación, ni de izquierdas ni de derechas. En estas aguas revueltas pesca el extremismo. Ayer, el ministro de Educación, señor Malfatti, lo dijo claramente ante la comisión de Instrucción Pública del Senado: «El problema universitario -señaló- está envenenado a causa de evidentes instrumentalizaciones. Hay quien tiene la pretensión de emplearlo para montar un proceso contra todos los partidos, y hay quien con el pretexto de las innovaciones didácticas identifica el derecho al estudio con el derecho a la licenciatura, obteniendo sólo un resultado: la descalificación de los estudios y de los títulos.»

El ministro se quejó de que su proyecto de reforma universitaria ha sido mal entendido, que lo que todavía es un borrador ha sido tomado casi como una ley. El ministro no quiere el numerus clausus en los estudios, ni echar de la Universidad a los estudiantes precarios. Ha precisado también que el problema del derecho al estudio es de competencia de las regiones y que la desocupación juvenil, puede solucionarse «con una estrategia general de desarrollo».

La ola de protesta juvenil se ha extendido por todo el país. En Palermo están ocupadas siete de las diez facultades de la universidad local. En las de Venecia, Padua, Bologna, Milán, cuando no se produce la ocupación, las asambleas, los debates y las discusiones paralizan de hecho toda actividad didáctica.

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