_
_
_
_
Crítica:CINE/
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Toda la verdad

Cada cierto tiempo, un viento de pasión e intransigencia, odio, miedo e intereses encontrados, viene a azotar la faz de América. En otros muchos países de Europa también sucede así, pero la importancia económica y política de Estados Unidos desde principios del siglo actual, viene a dar, en su caso, a tales conflictos una repercusión mucho mayor y más profunda. Tales enfrentamientos crean sus propias normas, sus héroes y sus mitos, y tal papel de protagonistas principales, impuso el destino a dos emigrantes italianos: Sacco y Vanzetti, procesados y condenados a la pena capital el 23 de agosto de 1927, no por un delito que no llevaron a cabo, sino por sus ideas anarquistas, no por un asesinato que no habían cometido, sino por la suprema razón de Estado, lo cual llevó a su caso a convertirse de delito vulgar, en pública tragedia. En realidad como ya se apuntó por entonces, el dilema consistía en perdonar sus ideas sobre si eran lícitos o no los fundamentos de un estado liberal o permitir que tal estado viniera a ser víctima de su propio sistema. Tal fue el planteamiento y como en todas las causas políticas, yen todas aquellas que se hallan en manos de los hombres, hubo, aparte de entremezclados intereses, actitudes, odios, desdén hacia los considerados inferiores y por supuesto, enfrentamientos sociales a la hora de interpretar la ley y la defensa de las libertades. Sin embargo, es preciso recordar que las ideas anarquistas no estaban prohibidas por entonces en Amén y los dos italianos no fueron procesados por ellas, es decir por la única razón válida, que les hubiera podido llevar en teoría ante los tribunales, sino por un delito criminal y secundario. Cuando a o largo del proceso, Sacco y Vanzetti se convirtieron en símbolo, la batalla entre el Estado y las ideas que los dos representaban se hallaba decidida, a pesar de los comités y manifestaciones a su favor o precisamente por ellas.

Sacco e Vanzetti

de Robert Patrick. Versión y adaptación: José María Pou. Dirección:, Angel García Moreno. Escenografía y vestuario: Juan Antonio Cidrón. Intérpretes: María Luisa Merlo, Marisa de Leza, Gemma Cuervo, Amadeo Sans, Angel René, Pedro Civera, Francisco Valladares.

Argumento, Monialdo, Onofri, Pontiroli

Reresentante legal: Leopoldo Calvo-Sotelo).Integrada por los siguientes partidos: Partido Demócrata Cristiano (Fernando AIvarez de Miranda), Partido Social Demócrata (Francisco Fernández Ordóñez), Partido Social Demócrala Independiente, Federación Social Dernócrala (José Ranión Lasuén), Partido Popular (Pío Cabanillas), Federación de Partidos Dernócralas y Liberales (Joaquín Garrigues Walker), Partido Dernócrala Popular (Ignacio Camuñas), Partido Progresista Liberal, Partido Social Liberal Andaluz, Partido Gallego Independiente (David Pérez Puga), Acción Regional Extremeña (Enrique Sánchez de León), Unión Canaria, Unión Dernocrática de Murcia. Línea política: Al ser una coalición firmada a última hora, no tiene una línea política definida. Además de los reformistas afectos al presidente Suárez, los partidos que la integran se autodenominan de ideología liberal, demócrata cristiana o socialdemócrata.

Fotografía, Silvano Ippoliti

Castellón: Racic; Martín Santos, Ramón (Parra), Subirach, Corrales; Dos Santos, Adalberto (Selma), Luis, Tonín Abad y Alonso. Alavés: Basauri; Odriozola, Morgado, Goñí, Zuloaga; Sánchez, Marín, Astarbe; Valdano (Badiola), Salamanca, Quiles. Arbitro: Llera del Campo. Ligeras equivocaciones.

Música, Ennio Morricone y Joan Baez

Italia. Drama. Color.

Dirección, Giuliano Montaldo

Sabadell: Capó; Santi, Iriarte, Carbó; Fernández, Garzón; Muñoz, Serrano, José María, Vizcapino, Parras. Tenerife: Bertiunt; Juan Miguel, Meneses, Aparicio; Julio, Pepito; Salvador, (Joaquín), Medina, Tono, Chiqui, Lolín. Arbitro: Riera. Regular.

Realizado como un gran documental, a la vez recopilado y reconstruido y también como testimonio de las oscuras razones de una época, este filme, como todos aquellos que alzan en pie hechos históricos, se enfrenta a los escollos habituales que desde el punto de vista de la pura narración, vienen a resultar insalvables en otros casos. Centrado, más en el ambiente, en los hechos y en el proceso en sí, se diría que cuenta en su desarrollo menos el aspecto humano de sus héroes. Pero la historia está concebida así y por tanto es inútil reprocharse pues esa historia es nada más y nada menos que el proceso con su planteamiento y desenlace con sus personajes americanos e italianos, nobles o menos nobles, movidos por la razón de Estado, la moral de la profesión, el odio soterrado, miedos, dudas o intereses violentos. Muy bien interpretado, sobre todo por Gian María Volonté, con su brillante aspecto y su inconfundible acento del Piamonte, a pesar del abogado un poco tópico, este filme no resulta en cambio tan eficaz en el análisis de cierta sociedad americana, causa fundamental de la condena. Su intervención se adivina, sólo apuntada a través de algunos personajes. Conocemos los resultados pero no las causas. De todas formas, Sacco y Vanzetti, fueron ejecutados a pesar de las pruebas a su favor o por mejor decirlo, a pesar de la falta de pruebas en contra, lo cual viene a extender aún sobre la América de hoy y sobre otras muchas pequeñas américas, una sombra de duda sobre la justicia de los hombres, y a convertirse en otro alegato más vigente todavía en la Historia y el tiempo, en contra de la pena de muerte, llevada a cabo defendida también por hombres justos, honrados y buenos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_