Festival infantil en Cadarso

Apenas terminada la I Muestra de Teatro Independiente, la muy batalladora sala Cadarso ha programado el Festival Infantil, de teatro, cine y dibujo. Estaba implícita ya, en la anterior programación, esta atención a las actividades infantiles. Ha vuelto La Jincacha, con Tris, tras, triquitrás; el grupo Libélula ha presentado una denuncia de los nuevos dragones -la contaminación, la energía nuclear- bajo el título Las aventuras de Mingo; La Gaviota ha traído las disparatadas y poéticas aventuras de Pascual Patroclo y sus muñecos; María Galleta ha trabajado sobre dos guiñolescos temas de Eva Janikovs: El mono perdido y Si yo fuera mayor; y, finalmente, se han convocado para el cierre del festival No le digas burro al asno, variaciones sobre el tema del baúl mágico, a cargo del grupo Amantis y La cabra que fue comida en un momento de apuro, creación colectiva de un grupo de estudiantes de educación general básica en permanente colaboración con los espectadores.Es un panorama modesto aún, pero alentador. Empereza reiterar los argumentos sobre la vital necesidad de contar con un teatro infantil. Hay que tenerlo. Y es una especialidad alegre, gratificante y sutil. No lo hace quien quiere. La mayoría de los grupos que han desfilado por la sala Cadarso lo quieren y lo pueden.