Nace el primer niño en Seveso tras la nube tóxica
Ha nacido el primer hijo de la dioxina. Se llama Claudio Mauri, pesó cuatro kilogramos, y llegó al mundo, según informa la agencia Efe, sin problemas de ningún tipo. El niño se alimenta seis veces al día y sus médicos no han registrado ningún tipo de alarma.
Como podrá recordarse, el día 10 de julio, la empresa ICMESA se pone en marcha para fabricar como otras veces el triclorofenol. Pero algo pasa. La temperatura es excesiva. ¿Una reacción química imprevista? No se sabe. Poco después de las doce y media, una válvula cede. Un pitido del gas que se escapa. Un minuto, dos minutos... El equipo de seguridad actúa. Tres minutos, cuatro minutos. Los obreros encuentran la válvula, la reparan. Han pasado cinco minutos. Una pequeña nube de gas está ya en la atmósfera.-Nada, un poco de gas, pero nada. Para todos, aquello fue un pequeño accidente de la fábrica, que se pudo resolver. Sin embargo, cuatro días más tarde, algo ocurre en Seveso. El día 14 de julio, muchos adultos tienen problemas intestinales. Los niños presentan extrañas quemaduras en los brazos y en las piernas. Un perro muere. Y uña gallina. Y un conejo, y cien gallinas y cien gatos ... y llueve. Es la catástrofe. La lluvia es la muerte.
El gas era la dioxina. Mortal dioxina. El catedrático de farmacología de la Universidad de Milán, profesor Galli, la identifica, la evalúa:
-Dioxina. Hay cantidad como para matar a toda la población.
Surge la alarma. Se evacúa Seveso. El Ejército sitia la ciudad. Reconocimientos médicos a la población. No se sabe muy bien qué puede ocurrir. Solamente los vietnamitas saben algo de esto, porque la dioxina fue arma empleada contra ellos en las guerrillas por parte de los americanos. ¿Qué puede pasar? No se sabe. Lo único que en Vietnam el número de cánceres de hígado se había triplicado en los últimos cinco años. Se teme en Seveso por los futuros niños. Las madres embarazadas se amedrentan. Surge a escala mundial la polémica sobre el aborto terapéutico y se solicita que se autorice el aborto en estos casos. Muchas madres no lo consiguen. Viajan a Londres. Se hacen abortar. Seveso, al paso del tiempo, quedó casi como una historia de verano.
Ahora ha nacido el primer hijo de la dioxina. La familia Mauri vivía a cien metros de la fábrica cuando se produjo el escape. Estaba comiendo. María Rosa Maun estaba en el cuarto mes de embarazo. Y quiso continuarlo.
Muchos médicos y científicos plantearon el problema de efectos en los embriones, cuando no se hubiera cumplido el cuarto mes de embarazo.
Ante el nacimiento de este niño, el profesor Marco Mocarelli, director del laboratorio de análisis del hospital de Desio, se mostró muy prudente: «No se pueden dar juicios definitivos. Los efectos de la dioxina no se conocen bien y habrá que esperar por lo menos cinco años para emitir un juicio definitivo.»
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