Después de la manifestación
MAS DE cien mil personas se reunieron ayer en la plaza de Oriente en un acto de homenaje a la memoria de Franco y José Antonio Primo de Rivera. La ocasión fue aprovechada por grupos neonazis y por bandas de pistoleros y matones de la extrema derecha para sembrar el desconcierto y algún pánico en diversos puntos de la ciudad desde la noche del viernes.La manifestación franquista de ayer sirve para algunas reflexiones. La primera de todas es que se ha demostrado que no hay peligro en autorizar manifestaciones del signo que sea si los organizadores se identifican y se responsabilizan del orden. Nuestro aplauso en este sentido a la Federación de Combatientes por la rigurosidad con que han sabido cumplir lo acordado con el Gobierno. Ayer fue la extrema derecha quien convocaba: ¿Por qué no mañana los partidos democráticos o la izquierda de este país?
La segunda reflexión es sobre el comportamiento de las fuerzas del orden, ejemplar, en un día que amenazaba ser difícil. Eso demuestra que la policía es disciplinada y cumple las órdenes cuando se le dan. Pues bien, la ideología de un manifestante pacífico no debe tener importancia ante las fuerzas antidisturbios, cuyo comportamiento debe ser siempre como el de ayer, en tanto la manifestación no degenere en algarada o vandalismos.
El tercer punto a meditar es sobre la presencia en nuestro país de grupos de extrema derecha armados e incontrolados. El que se hayan visto en la plaza de Oriente brazaletes y banderines con cruces-gamadas, insignias y símbolos de partidos totalitarios y, evidentemente ilegales, pues no han pasado por la ventanilla, nos parece a la postre poco reprochable desde un punto de vista democrático. Hay que solicitar por lo mismo. iguales derechos para todos los demás partidos que no alteren la paz ciudadana.
No vamos a hacer un juicio político sobre la manifestación. No creemos en las concentraciones de masas como expresión de la voluntad política de un pueblo. Todos los regímenes totalitarios, del signo que sean, han abusado de ellas. Preferimos el lenguaje sosegado y humilde de las urnas. Es evidente que los fascistas que ayer convocaban en torno a Franco han de tener un puesto en el electorado y unos diputados en el Congreso. Blas Piñar, Girón, Fernández Cuesta, Fernández de la Mora y la dinastía Villaverde presidieron la concentración de ayer, y se sentarán quizá en los escaños de esas Cortes democráticas que hoy rechazan. Bienvenidos sean a ellas. Pero el Gobierno debe entender que hay que acabar con los matones, antes de las elecciones generales. Hemos visto. demasiados jóvenes con pistola al cinto estos días por Madrid. O se les desarma o no habrá manera de votar libremente. El terror de la extrema derecha no es ni más benévolo ni más civilizado que el de la extrema izquierda. El terror de la extrema derecha se camuflaba ayer entre los pacíficos ciudadanos que entonaron su padrenuestro político por Franco. Estamos seguros de que tampoco a ellos les ha parecido bien.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.