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Reportaje:

Carter-Edward Kennedy, en busca del "eurosocialismo"

El senador Edward Kennedy acaba de mantener en Roma una significativa entrevista con el señor Benito Craxi, secretario general del Partido Socialista. El 4 de noviembre, dos días después de las elecciones norteamericanas, Kennedy volvió a conversar con el señor Carter. Según informaron medios diplomáticos norteamericanos en Europa, el encuentro entre los dos líderes del ala «renovadora» o populista del Partido Demócrata fue organizado por el senador Mansfield, presidente durante muchos años de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado. La charla Carter-Kennedy, de, la que inmediatamente se habría hecho llegar una minuta al señor Kissinger, se dedicó exclusivamente a la política exterior norteamericana, sobre todo a las relaciones de Washington con Europa Occidental y al problema del eurocomunismo.De la conversación surgieron, al parecer, dos decisiones: hacer del señor Kennedy una especie de portavoz o negociador privado del presidente en el área socialdemócrata europea -y entre la oposición latinoamericana-, y tratar de establecer una suerte de «new deal» frente al eurocomunismo, basado en la técnica del «libre juego de la! fuerzas naturales», incentivado hasta su exasperación, tan brillantemente practicado por Kissinger en Oriente Medio

El 15 de noviembre, apenas cuatro días después de su entrevista en Roma con Kennedy, el señor Craxi sugirió en una reunión del comité central del Partido Socialista, que tenía la «impresión» de que la nueva Administración norteamericana no contaba ya únicamente con la Democracia Cristiana para hacer frente al partido del señor Berlinguer, y que estaba dispuesta impulsar un tercer «polo» político en Italia.

Tal actitud de Washington sería no sólo válida para el caso de Italia, sino para el de toda la Europa mediterránea, en particular Francia y España, y con ella según Craxi, no se intentaría sólo el desarrollo de un «tercer» partido: el objetivo de los Estados Unido: consistiría más bien en la puesta en marcha, en Italia Francia y España de un gran movimiento paneuropeo integrado por grupos de distintos partidos, excepto los marxistas, que, operaría en el futuro bajo un nuevo lema: «eurosocialismo».

Los antecedentes inmediatos de este proyectó, que tal como lo expuso el señor Craxi «puede modificar en poco tiempo el mapa político de Europa», se encuentran en la visita efectuada por Craxi a Bonn, a media dos de octubre, donde trató el toma con Willy Brandt, y en los pasos dados últimamente por el presidente Giscard d'Estaing para crear en Francia una tercera corriente social-liberal -es decir, «eurosocialista» tan opuesta al gaullismo como a la Unión de la Izquierda, cuyo eje ideológico no es otro que el ya esbozado claramente en su libro Democratie Française.

Es muy probable que el señor Kennedy explique próximamente el esquema carteriano en España; explicación que se completaría en el curso de una serie de entrevistas, ya concertadas, entre Craxi, Brandt y el premier francés Raymond Barre -encargado por Giscard d'Estaing de formar el «movimiento» en Francia (noticia que él no desmintió el domingo 14 en El Cairo), y cuatro o cinco dirigentes socialistas y democristianos españoles.

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