Reconocimiento médico en 45 segundos
Cuarenta y cinco segundos duró la consulta médica concedida por la Seguridad Social a uno de sus asegurados que afirma que ni siquiera le reconoció la dolencia que él señalaba.
El señor Sanz Morata, ciudadano contribuyente, acaba de dirigir una carta de protesta al director del Instituto Nacional de Previsión, asegurando que «debiendo ser atendido en consulta médica a las 15.00 horas... el doctor Herráiz Martínez, del consultorio del barrio del Aeropuerto, se personó en la consulta a las 15.50».El paciente se queja no sólo de los cincuenta minutos de retraso en la llegada del médico sino de la velocidad con que el personal fue atendido, hasta el punto de corresponderle sólo cuarenta y cinco segundos. Por todo ello, el señor Sanz ha denunciado ante la autoridad competente «la falta de puntualidad al trabajo y consideración a los pacientes por parte del doctor, la falta de ética profesional y escrupulosidad con los pacientes al no existir ningún reconocimiento a la dolencia indicada.
Se siente dolido el denunciante por lo que considera un agravio a la profesión médica y asegura que «me mueve a hacer público este testimonio el respeto y consideración hacia la medicina y sus profesionales, dado que en el tiempo que estuve esperando en la consulta pude oír las más variadas y enojosas vejaciones hacia los profesionales médicos, por la totalidad de los allí presentes, en número aproximado de veinte».
No confía mucho el señor Sanz en su protesta. «Soy consciente de su inutilidad -dice-, pero quiero dejar bien claro que persigo sólo el atajar casos aislados que desprestigian la medicina y perjudican a los pacientes.»
El señor Sanz, se ha dirigido al director de EL PAIS rogando, si se considera oportuno, que se dé publicidad al caso «con el ánimo de que comentándolo sirva para corregir abusos que todos sufrimos».
Contrasta este hecho, que por otra parte no es único, con el resultado de las últimas investigaciones de la medicina psicosomática, han puesto de manifiesto en reuniones y congresos médicos, que aseguran que el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades debe ser integral. Es decir, el enfermo requiere, según estas investigaciones, una ayuda personal y una relación de apoyo.
La relación de apoyo terapéutico viene definida por una seria atención al enfermo y a su mundo, dedicándole el tiempo necesario para conocer sus síntomas, no sólo en el orden físico, sino en su significación afectiva e interpersonal. Todo ello de cara a una terapia que -también esto es ya doctrina común- no se puede limitar a la mera recomendación de medicamentos, sino que exige esa relación personal médico-enfermo. Pero, al parecer, la tecnificación actual, con sus consultas de 45 segundos, no está para medicinas psicosomáticas
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