El ejército de Sudán captura la estratégica ciudad de Uad Madani, a las puertas de Jartum
La victoria en la capital del Estado de Jazira es la mayor de las Fuerzas Armadas en más de un año y medio de guerra civil
El ejército regular de Sudán recapturó este sábado de las manos de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido la estratégica ciudad de Uad Madani, la capital del Estado de Jazira, situado en el centro del país, a las puertas de la capital nacional, Jartum. De asegurarse el control de la ciudad, una de las principales de Sudán, el avance representaría la mayor victoria de las Fuerzas Armadas en más de un año y medio de guerra civil, y podría acelerar el conflicto en Jartum, donde los paramilitares también se encuentran a la defensiva desde finales del mes de septiembre.
El Estado Mayor del ejército sudanés emitió un comunicado la tarde del sábado asegurando que sus tropas habían entrado en Uad Madani por la mañana y que estaban trabajando para “eliminar las bolsas de rebeldes dentro de la ciudad”. El portavoz del ejército, Nabil Abdallah, y un oficial, en condición de anonimato, confirmaron a EL PAÍS a última hora de la tarde que habían “liberado” la ciudad. En la última semana, el ejército había conseguido importantes avances en Jazira y había empezado a encerrar Uad Madani desde el sur, el este y el oeste. Lo ocurrido el sábado sugiere que las Fuerzas de Apoyo Rápido optaron por retirarse.
Uad Madani se encontraba bajo control de los paramilitares desde diciembre de 2023, cuando estos ocuparon la ciudad sin apenas resistencia después de que el ejército se retirara sin dar explicaciones. Hasta aquel momento vivían unas 700.000 personas en la ciudad, que en los meses previos se había convertido en un refugio para decenas de miles de desplazados, sobre todo procedentes de Jartum, donde estalló la guerra, y en un centro logístico clave para agencias de ayuda humanitaria, cuyas operaciones se vieron entonces interrumpidas.
En su momento, el desmoronamiento del ejército en Uad Madani y en el resto del Estado de Jazira, donde vivían casi seis millones de personas y que tradicionalmente se había mantenido al margen de los conflictos periféricos de Sudán, generó un profundo desconcierto y una gran conmoción social. También multiplicó la desconfianza hacia el ejército y las críticas hacia la cúpula castrense, incluido su comandante, Abdelfatá Al Burhan, al tiempo que disparó las llamadas a civiles a alistarse y a agilizar la formación y la entrega de armas a nuevos reclutas.
Hasta ahora, la ocupación de Jazira, un Estado eminentemente rural, y el sometimiento de su población por parte de los paramilitares, que carecían de capacidad administrativa, se había sustentado sobre la base de expulsar a buena parte de sus habitantes e inyectar terror en los que no pudieron o no quisieron huir mediante atrocidades generalizadas y sistemáticas. Una de las únicas instancias en las que Jazira recibió atención internacional fue el pasado junio, cuando un asalto paramilitar sobre la localidad de Uad al Nora dejó más de cien muertos. En el último año, el Estado también se había sumido en una profunda crisis humanitaria.
La situación empezó a cambiar rápidamente a partir de octubre, cuando el ejército lanzó una ofensiva en Jazira de forma casi simultánea a otras partes del país tras haber recuperado antes el control del vecino estado de Sennar, hacia el sur. La violencia en Jazira se disparó a finales de aquel mismo mes, después de que el comandante de las Fuerzas de Apoyo Rápido en el Estado, Abu Aqla Keikal, desertara y se uniera al ejército, lo que contribuyó a romper su laxa cadena de mando y llevó a su consiguiente fractura en varias facciones con gran autonomía.
Lo que siguió fue una feroz campaña de represalias de los paramilitares, primero dirigida contra comunidades del este de Jazira, que es de donde es oriundo Keikal, el comandante que desertó. Combatientes de las Fuerzas de Apoyo Rápido asaltaron pueblos donde perpetraron matanzas, violaciones de mujeres y niñas, y saqueos masivos de casas y mercados. También difundieron vídeos abusando y maltratando a civiles. Grupos locales documentaron asimismo incendios provocadas y hasta el envenenamiento de la comida enviada a una ciudad sitiada.
Muchos de estos crímenes han sido equiparados a los que han perpetrado los paramilitares en la región de Darfur, en el oeste del país, desde el inicio de la guerra civil, y que este martes el Gobierno de Estados Unidos determinó que han constituido un genocidio. La violencia en Sudán contra civiles es muy extendida, también por parte del ejército, cuyos bombardeos suelen ser altamente indiscriminados. Pero en regiones como Darfur, y en menor medida Jazira, esta ha adoptado un carácter marcadamente étnico por parte de los paramilitares.
La entrada del ejército en Uad Madani este sábado fue recibida con celebraciones civiles en varias ciudades de Sudán, incluida la propia ciudad capturada y otras como Omdurman, la ciudad gemela de Jartum, y más localidades del norte, el centro y el este del país controladas por las Fuerzas Armadas, tal y como muestran vídeos compartidos en las redes sociales.
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