El protagonismo estudiantil
Los estudiantes tailandeses han vuelto a ser el detonante de un golpe de Estado. Si en octubre de 1973 sus manifestaciones provocaron la -caída de la vieja dictadura de los mariscales, encabezada por Kittikachorn, dando paso a la instauración de un régimen «liberal», basado en la democracia parlamentaria pero de tintes claramente conservadores, en la presente ocasión ha operado en sentido inverso: fin de un régimen parlamentario que ha durado tres años y vuelta a un sistema militar.Tras la caída de los mariscales, los movimientos estudiantiles contestatarios no tardaron en chocar con el nuevo régimen conservador, apoyado en las grandes familias del país. A partir de octubre de 1973 se trasladaron a las fábricas y a los campos para organizar los movimientos de protesta de obreros y campesinos.
Aprovechando las mayores libertades que concedía el régimen civil, en comparación con la dictadura abolida, los contestatarios de las universidades reforzaron sus organizaciones y profundizaron su formación, ya que las obras de los teóricos revolucionarios comenzaron a venderse por millares en las librerías.
Desde la cúpula del poder empezaron a ser organizadas agrupaciones estudiantiles de corte claramente derechista. Ya a mediados de 1974, los alumnos de la Escuela Técnica, bajo la influencia del general Witoon (jefe de los mercenarios tailandeses reclutados por la CIA para luchar en Laos) organizaron manifestaciones contra los estudiantes «izquierdistas».
El argumento de estas organizaciones derechistas era sencillo: acusar a sus contrincantes de querer destruir la monarquía.
Estos grupos derechistas, como «Toros Rojos» o «Nawapol», estaban muy ligados con las bendiciones gubernanientales a ciertos oficiales superiores de la policía y del Ejército ya que el «Iiberal» no podía permitirse el lujo de reprimir directamente a la izquierda estudiantil si pretendía mantener su imagen.
Los enfrentamientos cobraron violencia cada vez mayor con el retorno del mariscal Kittlkachorn, que ha actuado también como detonante en la situación política del país.
La izquierda estudiantil comenzó a preocuparse por su futuro a raíz de la organización de las agrupaciones derechistas. Desde hace un año la izquierda estudiantil venía temiendo el golpe militar y la subsiguiente represión. Por ello, han considerado su movimiento como parte integrante del proceso global de la sociedad taí y, desde ahí, han buscado una mayor conexión con el movimiento obrero y campesino. En parte lo han conseguido, por lo que su erradicación total va a resultar difícil, a menos, claro está que se utilice el «sisterna indonesio o chileno» para aplastarla «subversión».
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