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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

La aventura de la conciencia

Parece que se está produciendo un regreso a la novela de aventuras: London, Stevenson, Verne, Conrad. Y con ello el descubrimiento para muchos de que el relato de aventuras no es sólo cultivo de la acción y captación del lector por la habilidad en atraer su interés. Tal es el caso de El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, quizá el mejor de sus relatos.La primera sorpresa al concluir su lectura es apreciar que la novela no ha envejecido. Podría haber sido escrita hoy mismo. ¿A qué se debe esta juventud de la narración? Por una parte a su estructura que la aleja del relato unilineal y la acerca a las formas más nuevas del novelar, el mantenimiento de dos tiempos que se alternan unidos por la figura del protagonista (que no lo es, sino en la medida que refleja a otro, a Kurtz, al hombre sumido en la selva africana, en el punto límite en que ha llegado hasta ella el mundo de la civilización).

El corazón de las tinieblas

Joseph Conrad.Alianza Editorial. El libro de bolsillo, núm. 623. Madrid 1976.

Imprecisión

El otro factor que le acerca a nosotros es la imprecisión sobre los aspectos que más parecerían exigir un realismo detallista. Apenas sabemos qué es lo que ha hecho Kurtz, en qué insondables horrores ha caído. El adelantarse de Conrad en estos dominios de lo insinuado nos traería nada menos que hasta Lovecraft.Lo empavorecedor, lo que puede emparejarse con los horrores que suscita elescritor norteamericano surge en El corazón de las tinieblas de una realidad. Lo demoníaco, la caída en los horrores puede existir próximo a la realidad diaria. El enmarcamiento de la novela en las brumas del Támesis o una suntuosa mansión europea hace más relampagueante el paso de la luz a la sombra, de lo cotidiano a lo mágico, del bien al mal.

Mundo primitivo

Toda la fundamentacíón episódica de la novela es real. Procede de recuerdos personales de Conrad: él fue a aquél lugar del entonces Congo Belga, a hacerse cargo de un vapor que había de recorrer el río hasta el más avanzado de los establecimientos que comerciaban con los indígenas. El argumento de su novela apenas es más que esto. Pero su visión de Africa es la del mundo primitivo que acecha al hombre y puede arrancarle de su cáscara de progreso y lanzarle en los más bestiales actos.Es la conciencia del hombre lo que está en juego. Detrás de Kurtz y los europeos empleados en las factorías está todo el cruento y vergonzoso hecho histórico de la colonilzación del Congo, donde la indiferencia hacia el prójimo y la explotación del ser humano llegaron a extremos que hicieron decir al propio Conrad, «la más vil rapiña que jamás haya desfigurado la historia de la conciencia humana y la exploración geográfica».

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