Las nuevas tasas no resuelven los problemas económicos de la Universidad

«El problema económico de la Universidad Complutense de Madrid es muy complejo. Hay que buscar dinero donde lo haya. El aumento de tasas puede resolver algo pero no todo. El presupuesto anual de la Complutense es de 2.000 millones de pesetas. La aportación de los alumnos no llega a 100 millones. Eso significa que cada alumno paga una peseta con ochenta céntimos por cada clase. Es inadmisible que la clase de un profesor valga menos que un cigarrillo». Así se expresa el nuevo rector de la Universidad Complutense de Madrid, Angel Vián, en unas declaraciones al semanario La Actualidad Española.Estudiar el orden administrativo de cara a lograr soluciones, tratar de conseguir una óptima ordenación docente, organizar la investigación y hacer acopio general de medios para todo ello, son los objetivos del nuevo rector de la Universidad Complutense de Madrid, Angel Vián, según ha declarado al semanario La Actualidad Española.

Asegura el señor Vián que un ambiente de falta de libertad, donde todo se nos da hecho, como si fuéramos menores, choca forzosamente con el mundo universitario que tiene como valor esencial la capacidad crítica. «Una universidad como la que hemos tenido muchos años, en la que no se podía nombrar a Sartre ni a Ortega y Gasset, había perdido su función crítica, se había convertido en dogmática, y el mundo de hoy se rebela contra el dogmatismo».

Piensa el nuevo rector que el nivel de mala cotización alcanzado por la Universidad se debe a que la Universidad no es un organismo pensado para la política.

«El ministro de Educación es un universitario cien por cien y está dispuesto a apoyar la autonomía con todas sus consecuencias. Lo primero que voy a hacer es poner en marcha unos estatutos. Si en los nuevos se marca una nueva manera de elegir rector, pondré mi cargo a disposición de los claustros que podrán elegirme o no».

«Estoy dispuesto a escuchar todos los problemas, no por paternalismo ni cordialidad personal, sino porque entiendo que es mi obligación, como rector. Pero es necesario que los estudiantes se organicen. En una Universidad de 104.000 alumnos, 5.000 profesores y 4.000 personas de otros servicios, es imposible atenderlas una por una».