Africa, quince años después de las independencias
Africa: 300 millones de seres, 52 países, 50 cambios de Gobierno, inconstitucionales, un centenar de golpes de Estado fallidos o triunfantes, 20 pueblos bajo el régimen militar, sólo tres con un tímido sistema pluralista, y como resultado de la transferencia de riquezas, 10.000 millones de dólares de deuda exterior.Veintitrés países tienen ingresos brutos inferiores a los 300 dólares, dos, productores de petróleo, viven en un la opulencia de Estado con rentas superiores a los 1.000. En el sahel submarino, ocho países de los más extensos, no llegan a los 150 dólares per cápita.
¿Simple enumeración de datos estadisticos? No: el balance de 15 años importantes. La independencia de las colonias portuguesas fija un nuevo punto de partida. Las independencias concedidas en los años 60 fueron el comienzo. Quince años después las grandes ambiciones y proyectos hibernan.
Los datos evidencian los defectos del presente: el fracaso de la implantación de auténticas democracias, y la imposibilidad de solucionar los graves problemas económicos. A estos dos males se une un tercero, el choque de la transposición mimética de las instituciones de las metrópolis con as realidades concretas culturales, políticas y tribales.
Los revolucionarios de antaño adquieren imagen de reformistas; los reformistas, de conservadores. De los numerosos grupos regionales creados, sólo la Comunidad del este africano (Tanzania-Ugana-Kenya) había logrado materializar proyectos comunes. La incursión israelí contra el aeropuerto de Entebbe, y la guerra derivada de ella entre Kenya y Uganda, la coloca en entredicho.
Tuvo éxito una iniciativa argelina para proteger los precios de las materias primas. Al margen del petróleo, que ya cuenta con su propio cartel de productores y exportadores (OPEP), los intentos de lograr asociaciones similares para las otras materias primas encuentran dificultades, pero no faltan las actitudes comunes en casos concretos.
Las conferencias de Rambouillet y Puerto Rico, organizadas por Estados Unidos, intentaron ser una respuesta de los países ricos al Tercer Mundo. En la CNUCED-4, celebrada en Nairobi, 29 países subdesarrollados votaron en contra de la creación de un Banco Internacional de Recursos propuesto por Henry Kissinger, que pretende canalizar el aporte de capital, tecnología y gestión hacia los países pobres, a cambio de que éstos acepten el actual orden internacional de libre comercio.
Al margen de las ideologías respectivas, en Africa sólo sobreviven en el poder aquellos hombres que dirigieron la lucha de sus pueblos contras las metrópolis: Habib Bumedien, Habib Burguiba, Jomo Kenyatta, Julius Nyerere, Kenneth Kaunda, Sekou Touré, Houphosuet Boigny, y Leopold S. Senghor.
Sin haberse afianzado aún en el poder, los Gobiernos revolucionarios surgidos en las ex colonias portuguesas obligan ya a una revisión de actitudes.
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