Posible existencia de hielo, nieblas y vientos

Las fotos de la superficie marciana que van llegando a la Tierra, realizadas en color y en relieve, nos muestran un astro que nada tiene que ver con esa roca muerta y desértica que es la Luna. El planeta que va a ser explorado, nos ofrece en fotografías de 50 metros de resolución, una gran diversidad de colores, desde el azul de sus hielos o el blanco de su escarcha matutina, hasta los tonos pardo-rollizos de una tierra similar a la de los campos de nuestro planeta. El agua, elemento básico de la vida, parece estar presente en Marte en todos sus estados y manifestaciones.En la medida que la nave espacial se acerca al planeta Marte, se confirman las hipótesis de que el planeta rojo es un planeta vivo. Fotografías en color y realizadas en tres dimensiones «han producido emoción en los científicos del Laboratorio de Reactores de California, desde donde se gobierna la nave», según revela un comunicado. Muestran un Marte de una gran riqueza de colores: zonas blancas, azules, amarillas, anaranjadas, rojas, grises.

El tono rojizo indica la presencia de óxido de hierro en la superficie marciana. Son los mismos colores pardos y rojizos de los campos de la Tierra. Los trozos blancos y azulados son los que están causando más sensación, pues manifiestan relación con vapor de agua y escarcha. Las zonas blancas pueden ser la escarcha matutina que desaparece a lo largo del día. El color azulado, especialmente presente en el hemisferio sur pudiera ser debido al hielo.

En el hemisferio norte del planeta, donde el verano comenzará el cuatro de julio, fecha designada para el histórico descenso, parece haber gran cantidad de niebla.

El cielo del agua es de capital importancia en los procesos vivientes. Fotografías de una nave anterior, el Mariner, mostraron configuraciones serpenteantes que dan el aspecto de lechos de antiguos ríos desecados. Pero la presión superficial en Marte es demasiado baja y sus temperaturas demasiado frías como para permitir que el agua esté mucho tiempo en estado líquido.

La clave está en la velocidad con que se evapora el agua, elemento necesario para la existencia de organismos vivientes. Si la niebla es resultado del hielo que se derrite y evapora al salir el sol, a primera hora de la mañana, los microorganismos dispondrían de muy pequeñas cantidades de agua.