Parálisis en la evolución de la CEE

La cumbre de países industrializados convocada por Estados Unidos para el 28 y 29 de junio, en Puerto Rico, y las elecciones italianas del próximo 20 de este mes, dominan y dividen la escena entre los nueve Estados europeos miembros del Mercado Común.Por una parte, el hecho de que sólo los grandes de la CEE (Alemania Federal, Francia, Gran Bretaña e Italia) hayan sido invitados por Gerald Ford a la reunión de Puerto Rico, origina una oleada de protestas más o menos camufladas por parte de los pequeños de la CEE (Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Irlanda y Dinamarca).

Por otra parte, la proximidad del calendario electoral italiano y las posibilidades de que el Partido Comunista acceda al poder, crea un período de vacío entre la labor normal de Ios nueve de la CEE.

El Consejo de Ministros de Energía que mañana debía celebrarse en Luxemburgo, ha sido aplazado, a demanda de la delegación italiana, que no consideraba contar con ninguna personalidad con suficiente poder para hacer respetar en un futuro próximo el compromiso energético que podía haber salido del encuentro luxemburgués. Así Italia crea un momento de incertidumbre para la labor de los nueve.

Las fechas para la cumbre de países ricos en Puerto Rico, coinciden con el encuentro de un Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores del Mercado Común. ¿Cabe esperar su celebración, cuándo cuatro ministros de Asuntos Exteriores estarán, probablemente en Puerto Rico, acompañando a sus respectivos jefes de Estado o de Gobierno? Es otra de las incógnitas inmediatas

El interés de Washington, claramente electoral, de convocar un encuentro al más alto nivel en Puerto Rico, hace pensar a los pequeños de la CEE que Estados Unidos tiende a la creación de un directorio occidental entre las grandes potencias.

Los países europeos, miembros de la CEE, excluidos del randez-vous americano, temen, no sin razón, que franceses, alemanes, italianos y británicos, se comprometan con estadounidenses, canadienses y japoneses, a una serie de medidas de orden económico internacional que arrastrarán a los pequeños del bloque occidental industrializados (entre los que se podría incluir a la economía española).

De fuente holandesa -La Haya es una de las capitales más descontentas por la cita de Puerto Rico- se dice tener garantías que los Estados de la CEE que acudirán a Puerto Rico «no aceptarán acciones que puedan comprometer a la Comunidad Europea en su conjunto».

Hay que señalar que los países europeos «invitados» al fin de semana portorriqueño, intentan refugiarse ante el hecho de que es Washington el anfitrión.

Las reacciones de los países CEE que no irán a Puerto Rico son imprevisibles. No se excluye que, en futuras reuniones de la CEE, donde la unanimidad de voto sigue siendo la regla de oro, boicoteen algunas iniciativas o propuestas de los grandes. En cualquier caso, habrá un único perdedor en este conflicto familiar: Europa.