La política cultural, estrechamente relacionada con la política general
Conferencia del ministro de Educación y Ciencia en Valencia
«La política cultural tiene nexos muy estrechos con la política general, debe identificarse con ésta. Y la política general que me parece válida y preferible para la España de esta hora es la política de la reforma», afirmó Carlos Robles Piquer, ministro de Educación y Ciencia, en una conferencia pronunciada anoche en Cullera, pocas horas antes de tomar el avión que le llevaría al debate de las Cortes que se inicia hoy.El ministro que está en Valencia desde el sábado acompañado por varios directores generales del departamento, dio ayer lunes posesión al nuevo rector de la Universidad y celebró una rueda de prensa. Durante su visita a estas tierras, con un ritmo de trabajo de urgencia, visitó en un intervalo de 48 horas obras de la catedral y varios museos, la Universidad Politécnica, la nueva Facultad de Ciencias, un centro de EGB, dos centros para subnormales, además de celebrar reuniones en la Diputación y en la Delegación Provincial con directores de centros de diversos niveles educativos y con la Junta de Gobierno de la Universidad.
Refiriéndose en el curso de su conferencia a la política reformista, la consideró limitada a su derecha y a su izquierda por «las otras dos erres de la reacción y la revolución». Justificó la reacción en momentos como la España del 36 y la revolución en una situaciíón como la de Rusia bajo el régimen caduco del siglo XIX. Pero afirmó que ninguna de las dos posibilidades, reacción o revolución, deben considerarse en la actual hora española. «La r de la reacción es la letra protestada del retroceso, y la de la revolución es la letra inaceptable de la ruptura», dijo.
«Todo ser humano tiene derecho a la cultura como tiene derecho al trabajo, como tiene derechos políticos. Esto quiere decir que la cultura no puede ser considerada como un patrimonio de minorías reducidas, sino accesible a todos. El impulsar el desarrollo cultural, el tratar de dar vigencia y efectividad a ese derecho a la cultura, constituye la primera exigencia, la finalidad y la justificación de la política cultural», afirmó Robles Piquer.
Defendió la investigación en la Universidad, para lo cual, aseguró, estaba en marcha una política nacional de investigación: «tarea esta siempre más rentable que pagar precios altos por las investigaciones foráneas», pero sin caer en formas de nacionalismo exacerbadas «es sería ingenuo minusvalorizar el esfuerzo de todos los pueblos en la inevitable civilización cósmica en que vivimos».
«La educación permanente de todo el pueblo debe ser tarea fundamental del sistema educativo», aseguró el ministro, propugnando que la Universidad desempeñe un papel decisivo en la política cultural y en la educación permanente.»
«La cultura popular tiene un valor formativo que debe ser recogido y potenciado por el Estado. Una política cultural a la altura de nuestros tiempos no puede quedarse sólo en una tarea de oferta de un tipo de cultura, aquella que conocen y aprecian las minorías privilegiadas. Estamos muy lejos de llegar a aquellos objetivos propuestos. Aún no tenemos en cada Instituto las colecciones de diapositivas y de láminas, las series de discos y de cassetes, las bibliotecas mínimas, que pongan al alcance de las jóvenes generaciones el tesoro cultural de la humanidad.»
Además de este reconocimiento de lo lejos que está nuestro país, de sus escuelas y de una verdadera cultura popular, el ministro defendió la necesidad de que «los grandes medios de comunicación colectiva, con su incidencia creciente en la vida cotidiana, representen una posibilidad prácticamente ilimitada de difusión y participación cultural», reconociendo también el peligro de alienación de ciertos medios.
España bilingüe
«La época en que vivimos se caracteriza, en nuestra patria, como fuera de ella, por movimientos populares muy amplios que reivindican la identidad cultural propia y reclaman el derecho a que ésta sea plenamente respetada. Las causas que motivan estas tendencias son de índole diversa y en no pocos casos representan una reacción frente a imposiciones y limitaciones atentatorias de legítimos derechos», expresó el ministro.«Para mí -continuó- es evidente que el uso de la lengua materna junto a la nacional, en la enseñanza, tiene su fundamento en las exigencias biológicas, pedagógicas y sociales, cuyo complemento compromete a la política cultural. Por otra parte, ello contribuye de manera decisiva a la conservación y difusión de un elemento tan valioso de la herencia cultural como es el idioma, y favorece la relación entre escuela-familia-sociedad.»
«Educación bilingüe, sí; pero dando la importancia primordial -dijo Robles Piquer- que merece, a la lengua nacional, a la de todos los españoles. Educación bilingüe no limitada al aspecto lingüístico, sino en el marco mucho más amplio de estudio de las culturas regionales, en su arte, literatura, historia, geografía, economía y, en fin, de todos los aspectos que permiten conocer e identificarse mejor con el ser y las aspiraciones de la propia región.
Babelia
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