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Perfil de un aprendiz de brujo

En la mañana del día 26 de noviembre del año pasado, cuando el último intento de golpe izquierdista portugués caminaba ya hacia el fracaso, el entonces general Otelo Saraiva de Carvalllo reunía a sus oficiales de Estado Mayor en la sede del todopoderoso COPCON (Comando Operacional del Continente). Otelo, como es familiarmente llamado en Portugal, había pasado toda la noche en el palacio de Belem, junto al presidente de la República y otros miembros, del Consejo de,la Revolución, mientras algunas de las unidades bajo su mando, después de muchas dudas, se unían a los paracaidistas rebeldes, en un gesto desesperado que ya no tendría consecuencias.«He sido engañado», dijo Otelo a sus oficiales, algunos de los cuales serían detenidos en los días siguientes. Aquellas jalabras fueron recibidas en silencio en medio ¿le una atiriósfera cargada. Nadie preguntó quién había engañado al general Otelo, pero lo cierto es que aquella frase constituía el mejor broche final a la carrera, espectacular y controvertida, de uno de los hombres decisivos del «25 de abril» portugués.

A partir de entonces, el oficial que logró atraer para sí durante muchos meses la mayor parcela de poder real en Portugal, corrienzó su calvario. Relegado a su primitivo grado de comandante y disuelto el COPCON, Otelo de Carvalho era detenido más de un mes después del intento del 25 de noviembre y encarcelado en la prisión militar de Santarem, de la que saldría, en libertad provisional, en marzo de este año.

Jefe militar del MFA

Después de un proceso de radicalización, que ya había dejado en la cuneta de la revolución a algunos de losprotagonistas de la primavera portuguesa, muy pocos se acordaban del papel desempeñado por Otelo durante aquella madrugada del día 25, durante la cual, instalado en el puesto de marido del regimiento de Ingenieros de la Pontinha, a las puertas de Lisboa, dirigió las operaciones militares,que con dujeron a la caída, sin resistencia, del régimen salazarista.

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Metido como cuña dentro de la jerarquía militar spinolista por los jóvenes oficiales que más tarde se convertirían en consejeros de la Revolución, Otelo llegaría a convertirse, desde su puesto de comandante del COPCON, en el efe militar indiscutido del «Movimiento de las Fuerzas Armadas», sobre todo después de los sucesos d el 28 de septiembre de 1974, que determinaron la dimisión de Spinola, y del 11 de marzo de 1975, que le condujeron al exilio.

Después llegaron los halagos de la extrema izquierda y la polarización del grupo de oficiales más radicales en su torno, hasta el punto de que Otelo creyó en un momento poder representar una alternativa política real. Sin embargo, su actuación fue siempre ambigua y confusa. Se alió al grupo de oficiales independientes que encabezaba el comandante Melo Antunes para derribar a Vasco Gongalves, lo que le valió los insultos de sus antiguos amigos, y después fue nuevamente izado como bandera de la izquierda más radical en los movimientos de oposición al Gobierno formado por Pinheíro de Azevedo, con mayoría socialista y socialdemócrata,

Dotado de una generosidad y honestidad que ni sus enemigos le negaron, pero fácil presa de la adulación y de los incíensos del poder, Otelo había confesado una vez que «si hubiese leído más libros podría haberse convertido en el Fidel Castro de Europa». Su trayectoria resume, sin embargo, de una manera especialmente gráfica, la gran dosis de voluntarismo que acompañaba a muchos de los oficiales del «movimiento de los capitanes», un a de las claves de la tormentosa marcha de una revolución que se quedó,a medio camino.

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