_
_
_
_

Federico Assler: la creación de una escultura a la vista del público

En la sala de exposiciones del Colegio de Arquitectos de Santa Cruz de Tenerife, Federico Assler, es cultor chileno afincado entre nosotros, ha propuesto y revelado a los ojos del público los datos y momentos de una experiencia aleccionadora y poco habitual: desarrollar, punto por punto, todo el proceso elaborador de una escultura en hormigón hasta su plasmación como producto u objeto del arte.Federico Assler ha acarreado al centro de la sala, convertida en taller-espectáculo, los materiales del experimento: gruesas planchas de plástico, tablas para el encofrado, arena, cemento y áridos... , y martillos, clavos, cuchillas, escoplos, sierras, cortafríos..., y demás utensilios indispensables para la paciente y dura tarea de trasladar la interioridad de una idea, y a lo largo de su propio discurso material, a los ojos del público circunstante.

Va el artista cortando, con toda morosidad y pormenor, las gruesas planchas del negativo que una vez configurado como contra-imagen, recibe en su seno, y a través del esqueleto medular de enhiestas varillas de acero, la argamasa de la arena, el cemento y el árido, en tanto un cinturón de madera oprime la faz y la contrafaz de la imagen esperada. También ha participado el público en los afanes del escultor.

Y a esperar. A esperar, que en su oscura latencia fragüe el cuerpo material de la obra como correlato de la idea que la engendró. Pasado un tiempo, vuelve el artista y, ante la mirada de los otros, se entrega a una labor demoledora y paradójicamente generatriz. Cuchillas, martillos y sierras reducen a polvo blanquecino el espesor del poliuretano.... hasta que, punto por punto, va surgiendo del cascarón lo que primero fue idea y ahora es cosa entre las cosas.

¿Vale más el proceso creador, que la obra creada? El proceso se hace verdadero acontecimiento si es traductor de una idea que ha de madurar como obra desconocida; porque los valores estrictos del arte lo son de conocimiento y creación. Antes de nacida, tuvo la obra, entre la meditación y el deseo, un sueno arquetípico de sí misma y una reflexión en torno a sus posibilidades, mezclándose en su génesis prenatal la certeza aparente de un rumbo con la duda de otro y el vislumbre de otros muchos más, hasta que dio con el más conforme a su naturaleza.

Y fue entonces cuando Assler dispuso la materia, modeló el cascarón, la habitabilidad del vacío recién conformado y bien dispuesto a recibir la corporeidad, el soplo de vida, el hábito y el sexo del nuevo ser entre los seres..., y la paciente espera de un parto acorde con la idea inicial y la rectitud de una nueva presencia. Fracturadas las cuatro caras del encofrado, deshecha la presión del molde y convertida en luz la tiniebla de una gestación silente y palpitante..., Federico Assler ha descubierto fraguado el tiempo y maduro el modo de una forma de existir a sus ojos y también a los del público.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_