Medallistas mundiales sin plaza en los Juegos de Tokio
Debido al altísimo nivel del piragüismo español, el deporte que más oros dio en los Juegos de Río, y a las plazas limitadas para Tokio, la Federación tiene que hacer pruebas internas y descartes
El piragüismo fue el deporte que más medallas de oro dio en los Juegos de Río (Craviotto-Toro en el K2-200, Marcus Cooper en el K1-1000 y Maialen Chourraut en aguas bravas). A siete meses de que se celebren los de Tokio, ha conseguido clasificarse para todas las pruebas. Cuatro de eslalon (C1 hombre y C1 mujer, K1 hombre y K1 mujer), algo que nunca había conseguido, y cuatro también en sprint (K1-200, K1-1000, K2-1000 y K4-500). El altísimo nivel del piragüismo español, sin embargo, y las plazas limitadas para Tokio (en sprint las normas obligan a llevar tan sólo a seis palistas cuando las pruebas en las que se compite incluyen a ocho) obliga a la Federación a hacer descartes. Eso implica que hay medallistas mundiales que se quedarán sin Juegos y que tendrán que pelear por un sitio hasta un par de meses antes de la cita olímpica. Las plazas no son nominales sino que se otorgan al país.
Es el caso del eslalon (David Llorente y Joan Crespo fueron plata y bronce, respectivamente, en el Mundial de la Seu disputado a finales de septiembre de 2019) y también del sprint: el K4-500 de Craviotto-Arévalo-Cooper y Germade fue subcampeón del mundo en Szeged a finales de agosto; también lo fue el K2-1000 de Paco Cubelos e Íñigo Peña; Carlos Garrote fue bronce en el K1-200. En categoría femenina sólo se ha conseguido plaza en el K1-200 de Teresa Portela. En la masculina no hay sitio para todos. ¿Cómo se harán los descartes? “El proceso de selección va a ser lo más objetivo posible. Queremos llevar a los mejores y a los que más posibilidades de medalla tengan”, respondía Ekaitz Saies, director técnico de la Federación, después del Mundial. Los criterios acaban de ser aprobados tras meses de largas y tensas reuniones entre la Federación y los técnicos. El K4-500 de Craviotto (el abanderado en Tokio según dijo Alejandro Blanco, presidente del COE, en un desayuno informativo) lo dirige Miguel García; el K2-1000 y el K1-200, Luis Brasero.
Las pruebas olímpicas son para ocho palistas, pero las normas obligan a llevar seis. Lo normal, a priori, sería que alguien de los barcos de equipo –que llevan tiempo remando juntos y con automatismos adquiridos- doblara distancias en las pruebas individuales [K1--200 y K1-1000] las primeras en celebrarse. “Si el horario lo permite, sí… y si el palista en cuestión es capaz de afrontar los dos retos con éxito”, explicaba Saies en octubre dejando a entender que la Federación apostaba por luchar por el oro en las dos pruebas de equipo y dejar las individuales sin cubrir para que no se desperdiciaran energías y esfuerzos. En los Juegos de Río, Craviotto fue el que dobló. Después del oro en el K2-200 compitió (y fue bronce) en el K1-200.
Tensas y largas reuniones
Finalmente, la Federación –que en los últimos años ya obligó a sus palistas a pasar unos selectivos internos para poder disputar las Copas del Mundo y el Mundial- ha considerado que hay que doblar [aunque no se sabe quién remará el K1-1000] y que nadie tiene plaza fija pese a haber conseguido medallas mundiales. Ha impuesto, además, un complejo y largo sistema de controles y selectivos de los que saldrán el K4-500 y el K1-200 que lucharán por las medallas en Tokio. El K1-200 (prueba explosiva en la que los palistas se lo juegan casi todo en la salida) lo remará un integrante del barco de equipo. El K4-500 (prueba que mezcla potencia, coordinación y resistencia) fue subcampeón del mundo en 2017, 2018 y 2019: lo forman actualmente Craviotto-Arévalo, Cooper y Germade. Cristian Toro se bajó de esa embarcación en julio, a un mes del Mundial, por falta de motivación. Ahora, opta junto a Carlos Garrote a una plaza en esa embarcación.
Habrá, según recoge el documento de la RFEP, controles individuales y un duelo posterior entre dos K4-500. El primer barco estará formado por los palistas ganadores de los selectivos que se celebrarán en marzo (19-21) y abril (13-19): el primero y el segundo clasificados del K1-200, el primer clasificado del K1-400 y el cuarto será propuesto por el técnico del K4. El otro barco será formado por los vigentes subcampeones del mundo siempre y cuando sus componentes queden entre los cinco primeros del promedio entre las pruebas del K1-200 y del K1-400. De lo contrario, se realizará un control con los cuatro primeros del promedio entre el K1-200 y el K1-400. El barco ganador competirá en la Copa del Mundo de Racice entre el 8 y el 10 de mayo; sus ocupantes se asegurarán la plaza olímpica siempre y cuando consigan medalla. De lo contrario, la comisión técnica de la Federación no descarta abrir un nuevo proceso de selección. Para entonces sólo faltarán poco más de dos meses para los Juegos.
En eslalon las plazas también son nominales. “No están otorgadas formalmente, pero había criterios de la Federación [que tenían en cuenta los resultados del Europeo y de tres Copas del Mundo] por lo que tres de las cuatro plazas tienen potencial titular”, matiza Saies. Una es la campeona olímpica en Río, Maialen Chourraut, el otro es Ander Elosegi plata en C1 en el Mundial de la Seu y el tercero David Llorente, plata mundialista. “Son los potenciales titulares, se le otorgará oficialmente la plaza en primavera. El slalom tiene un alto índice de lesiones que pueden alterar la preparación, por eso vamos a contar con palistas de reserva; si no hay percances, esos tres serán los titulares”, añade el director técnico. En el caso del K1 femenino habrá, en cambio, un selectivo –se sopesa que se lleve a cabo en una competición internacional- entre Clara Olazábal y Nuria Vilarrubla para decidir quién de las dos –con resultados muy parejos hasta ahora- compita en Tokio.
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