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El durísimo ‘casting’ del piragüismo español

Craviotto, Cooper, Garrote y compañía tienen que ganarse una plaza para la Copa del Mundo, Mundial y Juegos en unos selectivos internos que psicológicamente son más exigentes que las competiciones internacionales

Eleonora Giovio
Cubelos y Peña (a la derecha) en el selectivo nacional que se ha disputado en Trasona entre el 2 y e 5 de abril
Cubelos y Peña (a la derecha) en el selectivo nacional que se ha disputado en Trasona entre el 2 y e 5 de abrilRFEP

En Trasona (Asturias) han estado y están peleando estos días las estrellas del piragüismo español. El nivel del deporte que más medallas dio en los Juegos de Río (cuatro de 17) es tan alto que obliga a la Federación a organizar unas pruebas selectivas para elegir a los palistas que disputarán la Copa del Mundo de Duisburgo (31 mayo-2 junio) y los Juegos Europeos de Minsk (21-30 de junio). Ahí se sentarán las bases de las embarcaciones que buscarán medalla en Tokio 2020 (K1-200, K1-1000, K2-1000 Y K4-500). Los selectivos son propios de una potencia mundial, como los trials americanos de natación o atletismo. Los técnicos los consideran “positivos” a nivel deportivo, pero “complicados” a nivel psicológico y mental.

“Por experiencia sé que a los deportistas consagrados que son campeones o subcampeones del mundo les cuesta afrontar estos selectivos, quizás por eso sea la prueba más dura. Psicológicamente es más dura que un Mundial y una Copa del Mundo porque el selectivo no es el objetivo en sí, sino una puerta que tienes que abrir para poder preparar tu temporada en condiciones. Y eso no es fácil de gestionar”, explica Luis Brasero, técnico de Carlos Garrote [campeón del mundo y de Europa en K1-200] y, entre otros, de Paco Cubelos e Íñigo Peña, subcampeones del mundo en el K2-1000. “De repente tienen que afrontar otra vez esta especie de reto nacional que parece que debería estar superado. Deportivamente es una cosa muy interesante y a nivel psicológico no deja de suponer un estímulo de cómo gestionar la presión”, añade Brasero, de vuelta a casa tras la semana en Trasona.

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“Los selectivos españoles son los más duros a nivel mundial con diferencia. Los tiempos que han hecho los de Alemania [referencia mundial] estos días son muchos más light que los que se han visto aquí. Dos del K4-500 han quedado tercero y cuarto y uno de ellos ha ganado… pero los que hay por el medio son sub-23, palistas que están ahí asomando, pero que no tiene un nivel tan alto como aquí. En España hablamos de que el sub-23 que se te cuele delante, probablemente gane el campeonato del mundo de su categoría”, cuenta por teléfono Rodrigo Germade, palista del K4-500, la joya de la corona del piragüismo español. Es el barco al que todos quieren subirse, el que quedó subcampeón mundial el pasado mes de agosto con Craviotto-Toro-Cooper y Germade.

“Bendito problema tenemos, sí… Tenemos muchísima gente con muchísimo nivel y todo el mundo quiere optar por la joya de la corona. ¡Así tenemos el rendimiento que hemos visto durante esta semana!”, subraya Ekaitz Saies, director técnico de la Federación.

“Los que están fuera del K4-500 preparan mucho, mucho, mucho esta cita del selectivo. Para los que estamos dentro, nuestro objetivo máximo no es llegar aquí en abril y zumbar a todo dios. Nadie nos exige eso y si nos lo exigiesen sería un error porque el esfuerzo físico y mental que tienes que hacer para llegar aquí en tal alta forma es tan grande que si haces eso ahora, en Duisburgo y en los Juegos Europeos y vas al Mundial, probablemente ni llegues. Y es ahí donde hay que dar el golpe en la mesa porque sólo tenemos esa oportunidad para clasificarnos para Tokio. Los demás barcos pueden conseguir billete continental el año que viene, el K4-500 no”, explica Germade. y añade: “Hay mucha presión, mucho nivel y hay que estar muy centrado en el objetivo de verdad. Eso no quita que tengamos que venir a los selectivos a hacer un buen papel, que no significa ganar pero sí estar metidos”.

Cubelos y Peña, plata en el K2-1000 en el Mundial de agosto, también han tenido que pasar pruebas estos días y las han ganado. La competencia es brutal en todas las categorías. Que se lo pregunten a Carlos Garrote, el doble campeón, mundial y europeo, del K1-200, que el martes, en el canal de Trasona, se vio superado por Carlos Arévalo. En principio, sólo el ganador del selectivo tenía plaza para le Copa del Mundo de Duisburgo; pero la Federación la amplió a dos. “Para que no se pague tan caro tener un mal día o cometer el más mínimo fallo. A Carlos [Garrote] no le ganó nadie el año pasado: fue campeón de Europa, del mundo y de los Juegos del Mediterráneo. Sabíamos que con el nivel que tenemos en España podía ocurrir que en el mes de abril, simplemente con andar una décima y media más lento que el ganador, podías estar fuera de tus aspiraciones olímpicas. Así que cambiamos la política, aquellos que lograron medalla el año pasado tienen una especie de bonificación para este tipo de casos. Luego está claro que al Mundial irá el mejor”, afirma Saies. Es decir, el que de los dos quede mejor posicionado entre los cinco primeros de la Copa del Mundo.

Que le pregunten también a Cristian Toro si la competencia es brutal. El campeón olímpico del K2-200 en Río junto a Saúl Craviotto se dejó ir de tal manera que llegó el último en la semifinal del viernes en el K1-350, a siete segundos del primero. Dejó de pelear y ni siquiera accedió a la final. Ese selectivo lo ganó Pelayo Roza, sub-campeón del mundo en el K4-1000 y campeón del mundo sub-23. Roza se ganó el derecho a probar con el K4-500 en el lugar de Toro a partir de este lunes. Finalmente, ha renunciado –competirá en el Mundial absoluto en el K4-1000 y en el K2-1000 en el sub-23- y lo hará Carlos Arévalo, el segundo de ese selectivo. En los próximos tres días se subirá al barco con Craviotto-Cooper y Germade con los que entrena habitualmente a las ordenes de Miguel García. El viernes ese K4 disputará un test y el sábado lo hará el K4 de Toro. El que mejor tiempo saque, disputará la Copa del Mundo de Duisburgo. “Esa Copa del Mundo para nosotros es un selectivo más de cara al Mundial de agosto”, apunta Germade.

Por si un ciclo olímpico no fuera lo suficientemente duro por sí solo, más lo es para los piragüistas, obligados a pasar controles anuales en el mes abril cuando las competiciones internacionales empiezan a finales de mayo y el Mundial se disputa en agosto. “No es tan grave. Condiciona, sí, porque está demasiado lejos de las competiciones internacionales, pero tampoco nos disculpa. Se puede hacer; quizás el año que viene que es año olímpico habría que mirar cuándo encajaría mejor, pero tampoco es tan grave”, apunta Miguel García. 

“El selectivo siempre es algo positivo, sobre todo si tenemos la visión de plasmarlo con tiempo [la Federación comunicó las fechas en septiembre] y es bueno porque tampoco puedes tener a los chicos más de seis meses sin competir. Es evidente e imposible que la gente aquí llegue al cien por cien. Sentamos unos cimientos de rendimiento afrontando los distintos plazos como para que los palistas lleguen en forma, pero siempre un par de peldaños por debajo de lo que en teoría van a estar en agosto”, añade Brasero. Y concluye: “El selectivo tiene que ser una fase incluyente, pero a la vez no tiene que ser excluyente para nuestros proyectos. Hay gente que emerge y es capaz de ganar a estos fuera de serie por lo que tenemos que empezar a contar con ellos y nuestros fuera de serie siguen estando allí y seguimos caminando con ellos”.

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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