Nadal contra la incertidumbre
Sin competir desde hace dos meses y con una puesta a punto tardía, el número uno aborda Australia, trofeo que se le resiste desde 2009. "Nunca había llegado aquí sin jugar, pero estoy bien", tranquiliza
En la jornada dominical, Melbourne transmite paz. Las casas coloniales se asientan a uno y otro lado de Spencer Street, donde transita la gente el día de asueto sin preocupaciones, admirando algunos de ellos el espectáculo lumínico que dibujan unos cañones que escupen fuego a orillas del río Yarra. Al cruzar el puente, la arquitectura se redimensiona y los rascacielos vigilan una hermosa zona en la que descansan el oceanográfico y el lujoso casino; también un hotel dominante, el Crown Towers, donde se aloja Rafael Nadal durante su enésimo desafío, localizado ahora en Australia.
Un torneo en el que este lunes debuta —a las 9.00 hora española, Eurosport, contra el dominicano Víctor Estrella Burgos— y que, de antemano, suscita muchos interrogantes y muy pocas certezas. Si acaso, que Roger Federer parte como favorito en un escenario de máxima incertidumbre, puesto que al componente más o menos aleatorio que suele conllevar el primer grande del curso, sin que los jugadores hayan adquirido apenas rodaje, se une la herencia del ejercicio anterior. O, sea, la de las lesiones. No es el caso exacto de Nadal, ya rehecho de la dolencia que le detuvo en la recta final de 2017, asegura él; sin embargo, al número uno le envuelve ahora mismo un halo de misterio por varios motivos.
Para empezar, porque no se sabe en qué punto ha llegado exactamente Nadal; ni siquiera él mismo lo sabe. “Aquí todo el mundo empieza de cero, incluido yo”, explicaba en Melbourne. Para seguir, porque no compite oficialmente desde el pasado 14 de noviembre, en la Copa de Maestros de hace dos meses, y porque renunció a los dos eventos previos en los que estaba inscrito, Abu Dabi y Brisbane. Y para continuar, porque si el año pasado pudo completar una pretemporada magnífica, en este la tendinopatía que le afectó en el último tramo del curso pasado le trastocó todos los planes.
“La temporada pasada fue larga, buena pero al mismo tiempo muy larga; no jugué demasiados torneos [18] pero sí muchos partidos [78]. Me vi obligado a parar durante un tiempo y luego he tenido que comenzar un poco más tarde de lo esperado porque necesitaba entrenarme más, ir más despacio, estar más fresco, mucho más fluido en cuanto a mentalidad y en lo físico también...”, matizó en su primera conferencia australiana. “Había que llevar todos estos aspectos por el buen camino, así que eso es lo que hemos intentado. Ahora estoy aquí con la intención de ofrecer mi mejor tenis. Veremos si estoy capacitado para ello o no”, resolvía el de Manacor.
A Melbourne, sin jugar, por primera vez
Al enigma de la ausencia de referencias competitivas se le une otro doble hándicap: el hecho de que por primera vez en toda su carrera, Nadal (31 años) aterrizó en Melbourne sin haber disputado ningún torneo preparatorio, y el regresar al Grand Slam que más se le resiste: la única vez que lo ganó fue en 2009 –después de más de cinco horas, con las lágrimas de Federer…– y desde entonces ha cedido tres finales, las de 2012, 2014 y la del año pasado frente al suizo (36).
Sin embargo, si hay algún deportista que pueda disipar todo escepticismo o derribar cualquier imposible ese es Nadal, que se ha pulido sobre la marcha con un par de exhibiciones para recobrar sensaciones, un entrenamiento bajo el formato de un partido real, contra Dominic Thiem, y una serie de sesiones rutinarias supervisadas únicamente por Carlos Moyà, este ya como tutor principal toda vez que Toni Nadal abandonó el banquillo y ejerce actualmente en la academia de su sobrino en Manacor.
Si hay alguien que puede con la incógnita es él, que en este torneo volverá a lucir la camiseta sin mangas del pasado
“Nunca había llegado aquí sin jugar partidos oficiales y eso supone una situación nueva para mí, pero me siento bien. Siento que estoy jugando más o menos bien y mi rodilla está bien”, tranquiliza el ganador de 16 grandes, al que la veteranía parece haberle despertado la nostalgia por el pasado y por eso lucirá en esta edición el modelo sin mangas de su juventud. “Me ilusiona volver a jugar así. En los próximos meses combinaré las dos opciones. Siempre me he sentido cómodo sin mangas. Tengo buenos recuerdos de esa época”, cerró el balear, al que, dicho sea de paso, le acompaña un cuadro propicio hasta las semifinales.
De largo, de corto, con o sin mangas; de azul, de rojo o de celeste, con o sin bandana; si hay alguien que puede con la incógnita es él. Contra la incertidumbre, el mejor remedio se llama Nadal.
RESULTADOS DEL LUNES 15
Cuadro masculino: Rafael Nadal, triple 6-1 a Víctor Estrella Burgos; Pablo Carreño, 7-5, 4-6, 7-5 y 6-1; Andrey Rublev, 7-5, 6-7, 6-2, 6-7 y 6-2; Grigor Dimitrov, 6-3, 6-2 y 6-1 a Dennis Novak; Nick Kyrgios, 6-1, 6-2 y 6-4 a Rogerio Dutra; Yuichi Sugita, 6-1, 7-6, 5-7 y 6-3 a Jack Sock; Matthew Ebden, 6-4, 3-6, 6-3 y 6-3 a John Isner.
Cuadro femenino: Carla Suárez, 7-5 y 6-3 a Magdalena Frech; Belinda Bencic, 6-3 y 7-5 a Venus Williams; Jelena Ostapenko, 6-1 y 6-4 a Francesca Schiavone; Kaia Kanepi, doble 6-2 a Dominika Cibulkova; Shuai Zhang, 2-6, 7-6 y 6-2 a Sloane Stephens.
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