Concha Espina: testimonio de guerra desde el bando franquista
La reedición de ‘Diario de una prisionera’ y una exposición dedicada la escritora en Cantabria abordan su posicionamiento político


Triunfó como escritora cuando muy pocas mujeres lograban abrirse camino en un mundo dominado por hombres. Se divorció ayudada por la letrada Clara Campoamor y celebró la llegada de la República en 1931. También relató las vicisitudes en las minas y el maltrato a la clase obrera, en su libro El metal de los muertos. Pero Concha Espina (Santander, 15 de abril de 1869-Madrid, 19 de mayo de 1955), la autora más internacional de las letras españoles a principios del siglo XX y tres veces candidata al premio Nobel de Literatura, saludó con un “¡Arriba España!" la noticia el 17 de julio de 1936 de la sublevación del Ejército rebelde en África.
Así lo relató en su diario de la Guerra Civil, publicado originalmente en 1938 bajo el título Esclavitud y libertad, que permanecía descatalogado. “Mi abuela no quería que se reeditase porque salía gente con nombre propio”, explicaba este martes su nieta Concha de la Serna, que guarda un grato recuerdo de la escritora y celebra que su legado vuelva a recibir atención. El texto de aquel tiempo de guerra recoge el día a día de Concha Espina en la pequeña localidad cántabra de Mazcuerras (Luzmela es el otro nombre del lugar y el que siempre empleó la escritora) desde el verano de 1936 hasta agosto de 1937, y no fue incluido en sus obras completas. Ahora, ha sido rescatado bajo el título Diario de una prisionera por Ediciones 98, sello que también planea reeditar las cuatro obras de ficción que la autora redactó y publicó durante la guerra y en el tiempo inmediatamente después: Retaguardia, publicada en 1937; Princesas del martirio; los relatos de Luna roja, que se remontan a la revolución de Asturias; y la ucronía Alas invencibles.
El editor Jesús Blázquez se refiere a estas obras como una “pentalogía de la Guerra Civil” y reivindica la independencia de Concha Espina y el valor de su testimonio en el que queda plasmado “que pensaba como le daba la gana”. Su condición de “mujer independiente, su españolismo y su religiosidad” marcan profundamente a la autora, según Blázquez, y fue su experiencia en la revolución de Asturias en 1934 lo que la distanció de la República, cuya proclamación había celebrado. “Concha Espina fue defensora del voto femenino y estuvo a favor de la democracia”, señala el editor sobre la autora que durante el franquismo se afilió a la Sección Femenina del régimen.

La escritora tenía 67 años cuando estalla la guerra, y su exmarido era alcalde socialista en la vecina localidad de Cabezón de la Sal. En su diario registra los “paseos” y registros, las visitas de milicianos que piden dinero, bombardeos, y las escasas noticias que recibe del desarrollo de la guerra en la cornisa norte. Se intercalan sus comentarios contrarios a Azaña, su desprecio por el bando republicano y odio al “marxismo-leninismo”. “El pueblo comunista solo quiere vencer para medrar, destruir todos los principios básicos religiosos y culturales”, escribe el 24 de octubre de 1936.
Las caminatas por el campo y la descripción del paisaje van cediendo al miedo y a la incertidumbre, hasta que la escritora acaba encerrada en su casa, con las mujeres de la familia que la acompañan. Sus contactos con la Embajada francesa la protegen. Los textos de su diario fueron escondidos en un tubo y enterrados en el jardín. “Los publicó por insistencia del editor José Ruiz Castillo, como ella explica en el prólogo. La transcripción de las notas fue complicada, y la ayudaron su hija Josefina y Matilde Marquina”, apunta Blázquez, que defiende que más allá de las firmes opiniones políticas favorables al bando franquista que Concha Espina expresa en el texto, se trata del testimonio de una mujer que describe el mundo rural durante la guerra. “La han politizado, pero creo que mi abuela es por encima de todo una gran creadora humanista”, defiende su nieta, descendiente del hijo menor de la escritora, el médico Luis de la Serna, que entró en Luzmela con su hermano Víctor y las tropas nacionales. “Siempre hay un adjetivo negativo que la acompaña, pero ella fue fuerte e independiente”, subraya Concha de la Serna. Hace unos años donó los papeles de su abuela a la Biblioteca Nacional, aunque parte de su legado, el que se conservaba en su piso de Madrid durante la guerra, se perdió.
La Universidad de Cantabria y el Parlamento de esa región han conmemorado también este otoño el 70 aniversario del fallecimiento de la autora con la muestra Concha Espina: querer, saber, poder que permanecerá abierta hasta el 31 de enero y que ha estado acompañada por un ciclo de conferencias.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Más información
Archivado En
Últimas noticias
Última hora de la actualidad política, en directo
Los Mossos inician el desalojo del B9 de Badalona, el mayor asentamiento de migrantes de Cataluña
Feijóo asume que el PP no logrará la mayoría en Extremadura y prepara el terreno para depender de Vox
Precios al alza y mil reglas distintas (y que sirven de poco) para los pisos turísticos: la UE quiere hacer algo ante la crisis de la vivienda
Lo más visto
- Elon Musk, más cerca de ser el primer hombre en alcanzar una fortuna de un billón de dólares
- La UCO precipitó la detención del expresidente de la SEPI porque se percató de que lo seguían cuando iba a una cita con Leire Díez
- El rechazo de Francia y las dudas de último minuto de Italia amenazan con descarrilar la firma del acuerdo entre la UE y Mercosur
- Interior nombra jefe de la UCO al coronel Pedro Merino, exintegrante de la unidad y que estuvo destinado en La Zarzuela y Seguridad Nacional
- La jueza de la dana declina citar a Sánchez porque no consta que estuviera informado “en tiempo real” por Mazón como Feijóo






























































