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Arturo Pérez-Reverte: “Me va a regular el uso de las palabras su puta madre”

El académico reacciona a una proposición aprobada en el Congreso para eliminar las metáforas bélicas en referencia al cáncer y que solo atañe al ámbito institucional

Arturo Pérez-Reverte
El País

El Congreso de los Diputados aprobó el 28 de octubre una proposición no de ley del PSOE para promover un uso responsable y empático de la palabra “cáncer” en el ámbito institucional, erradicar su utilización como insulto o descalificación, o las metáforas bélicas en referencia a los procesos oncológicos, apelando a la empatía con enfermos y familiares.

Según señaló la socialista Isaura Leal, la propuesta había sido demandada por pacientes, familiares, asociaciones y profesionales sanitarios con el objetivo de conseguir “el uso de un lenguaje justo y responsable de la palabra cáncer, sobre todo, desde los ámbitos públicos e institucionales”. A pesar de todo, el escritor y miembro de la Real Academia Arturo Pérez-Reverte tuiteó lo siguiente: “Por una vez (sin que sirva de precedente, y me disculpo de antemano por ello), permítanme ser grosero: Me va a regular el uso de las palabras su puta madre”.

La iniciativa aprobada apuesta por “promover en el conjunto de la acción institucional un lenguaje responsable y empático en torno al cáncer, evitando su uso como sinónimo de hecho grupal destructivo, y reconociendo la realidad creciente de quienes lo superan”. Se incide, además, en difundir recomendaciones para el tratamiento informativo de cáncer en los medios, basadas en la evidencia científica y que ayuden a reducir la desinformación.

“Abandonar la utilización de la palabra cáncer como metáfora, o sinónimo de insulto o descalificación, es urgente”, subrayó Leal, “en ningún caso es ético utilizar la enfermedad, ya sea el cáncer u otra, para insultar o desprestigiar al adversario político”. Se trata, también, de evitar el uso de metáforas bélicas muy difundidas, que le confieren cierta épica al proceso, como “ganar la batalla” o “luchar” en relación con esta enfermedad pero que, desde ciertos puntos de vista, ponen el peso en el paciente (véase el libro Sonríe o muere, de Barbara Ehrenreich).

Algunos comentaristas en redes sociales entendieron que la propuesta trataba de regular de alguna manera el uso cotidiano de la palabra, cuando en realidad solo afecta al uso institucional, apelaron al “control del pensamiento”, a la deriva “totalitaria” o a la necesidad de ocuparse de “de cosas más importantes”. Sin embargo, en el Congreso la iniciativa no legislativa tuvo buena acogida: salió adelante con 307 votos a favor, 33 en contra y 6 abstenciones.

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