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Álvaro Benito: “Hay muchos más egos en la música que en el fútbol”

El cantante y compositor de Pignoise, exfutbolista, entrenador y comentarista deportivo, culmina la gira del vigésimo aniversario del grupo con un gran concierto en Madrid

Álvaro Benito, exfutbolista y músico.
Álvaro Benito, exfutbolista y músico.Bernardo Pérez
Luz Sánchez-Mellado

Llego un poco antes de la hora fijada al hotel donde hemos quedado y lo veo desde lejos, plantado en la acera, móvil en ristre, auriculares inalámbricos ocluyéndole los tímpanos y bolsa de loneta al hombro, uno de tantos urbanitas ultramodernos entre los 20 y los 70 que atestan la Gran Vía madrileña. Es luego, frente a frente en la mesa de la cafetería, cuando Álvaro Benito, tatuado hasta el galillo, se revela como un tipo serio, correcto sin llegar a cordial, quien sabe si por timidez o talante. Pide una manzanilla. Los camareros, que le han reconocido, lo atienden con el típico exceso de celo de quienes quieren agasajar a una celebridad sin molestarla. Él se da cuenta, yo me doy cuenta, y todos hacemos como que no nos la damos. Como estamos en vísperas del gran concierto de su grupo, Pignoise, ante cerca de 15.000 personas en el Movistar Arena, decido romper el hielo por esa vía.

¿Está muy nervioso?

Cero. ¿Por qué? Tengo la responsabilidad y el deseo de que salga bien, pero la música tiene mucho de certidumbre en cuanto a su ejecución. Cuando llegas a un concierto de esta magnitud, estás preparado, y yo salgo a disfrutar.

Bueno, el mismísimo Sabina han dado espantás en ese escenario, de lo que le impone. ¿De dónde le viene a usted ese aplomo?

No sé, a lo mejor es por venir del deporte y haber estado expuesto ante miles de personas a algo que genera mucha más tensión, porque el fútbol es una competición y puedes perder. Sin embargo, perder en un escenario es muy difícil. Se supone que la gente paga la entrada porque le gustas y tienes que hacerlo soberanamente mal para llevarte una pitada.

Se lesionó gravísimamente la rodilla muy joven y tuvo que abandonar el fútbol. ¿Cómo recuerda ese tiempo?

Más que crisis fue una tragedia vital para mí. Todas las sujeciones sobre las que pensaba que tenía mi vida puesta se derrumbaron, tuve que empezar de cero, recorrer otro camino. Entonces, más que una crisis fue un derrumbe a los 23, 24 años, pero me levanté.

Tipo duro.

Sí, entre otras cosas porque no me quedó más remedio. Creo que el camino de la autocompasión no ayuda demasiado a nadie. Hay un momento para el lamento, que creo que está bien, y luego tiene que llegar la aceptación.

¿Cuántos libros de autoayuda ha leído, o cuánta terapia ha hecho hasta hablar así?

Nada, en absoluto. Soy una persona muy reflexiva. Y, en ese proceso, me dio mucho tiempo para ser realista, comprender que te pueden suceder ese tipo de cosas, y peores, porque mi vida no corrió peligro. Eso también me sirvió cuando estuve de entrenador: llegaba una derrota y les decía a los chicos que el luto puede durar un día, un día te puedes flagelar, pero al siguiente tienes que levantarte. No queda otra, hay que mirar hacia adelante. Al principio, luché por recuperar mi vida normal, por ser un ciudadano de a pie, porque los primeros años tras la lesión no podía ni caminar. Tuve la esperanza de poder volver a jugar al fútbol, hasta que se vio que eso era imposible.

A esa edad, ¿no se planteó retomar los estudios?

Lo pensé, pero no. Yo empecé Derecho porque quería llegar a un fin: quería ser notario, pero, como tenía la vida solucionada con el fútbol, lo dejé.

¿Notario? Para eso hay que sacar una oposición durísima.

Yo era muy empollón, muy buen estudiante, tengo muy buena memoria y soy de letras. Hubiera podido serlo perfectamente.

¿Y cómo acabó en la música, fundando el grupo Pignoise?

Siempre había sido un loco de la música. Con 17 años me compré mi primera guitarra eléctrica: tocaba un rato y me creía Kurt Cobain. Cuando tuve la lesión, en los posoperatorios te da tiempo a todo. Empecé a echarle horas, me compré una batería y empecé a hacer canciones de forma instintiva, no tenía ni idea de armonía, pero me di cuenta de que me gustaba mucho la parte creativa. Ahí empezó todo.

¿Qué le costó más, la música o las letras?

Al principio me daba vergüenza componer. No encontraba la manera de expresarme con franqueza y que además sonara bonito. No sé explicarlo. Piensas que lo que escribes no está lo suficientemente bien. Es un proceso de aprendizaje. Ahora creo que estoy en mi mejor momento como compositor. El 80% de mi tiempo libre lo dedico a hacer canciones. Ahora mismo, me defino como músico. Hago otras cosas, pero, en mi cabeza, es mi ocupación principal. Lo que más me apasiona.

Pero, además, tiene el plan B y C de ser entrenador y comentarista deportivo, a lo que se dedica actualmente.

La música no puede ser un plan. Es algo que te tiene que hacer feliz. Si un día no viene nadie a verme a los conciertos seguiré haciéndola, porque es algo que va de dentro hacia fuera. Afortunadamente, el grupo está en su mejor momento. Nuestro público no solo sigue ahí, sino que ha crecido en estos años.

A los 48 años, ¿es uno un señor?

Sí, soy un señoro [ríe]. Estoy cerca del quinto piso, y eso da vértigo. Sinceramente, el paso del tiempo me aterra. Mis letras hablan mucho de eso. Es que pasa muy rápido. Los últimos 15 o 20 años han pasado en un chasquido. Y no tengo problema con eso. Estoy de puta madre. Me encanta mi estilo de vida, físicamente estoy fenomenal, no tengo ningún reproche a mi estado vital. Pero en otro chasquido tengo 60 y, dices, hostia, es que se te ha pasado un poco la vida.

O sea, que tiene un síndrome de Peter Pan de libro.

Fíjate que no sabría decirte, porque yo no quiero ser niño siempre. No lo soy. Llevo trabajando desde los 14 años. Me plantaría en los 34 o 35, que estás fetén, es una edad en la que ya sabes lo que quieres y lo que no y aún eres joven. Más que un señor, lo que soy es un soñador. Siempre tengo algo en mente, y eso es lo que me mantiene muy vivo.

Hablando de niños, ¿nunca ha pensado en tenerlos?

No creo. Soy muy niñero, y tengo adoración por mis sobrinos, pero nunca se ha dado la circunstancia de generar un entorno favorable, no he encontrado una mujer con la que decir: venga, adelante.

Bueno, siendo varón, aún es joven para decir nunca.

Creo que no. Sería injusto para mis hijos tener un abuelo en vez de un padre. Mis padres me tuvieron muy jóvenes, y siempre se lo hemos agradecido de críos. Y ahora agradezco tenerlos jóvenes.

Bromeando con lo de señoro, ¿cómo de masculino es el ambiente de un vestuario de fútbol, como futbolista y como entrenador?

No es ninguna oda al masculinismo. Yo he vivido vestuarios de puta madre. Se genera una hermandad y un compañerismo alucinante. Compartir objetivos en algo que, encima, te exige un esfuerzo físico, que necesita de la ayuda de otros, genera vínculos para toda la vida.

¿Le cuesta mostrar sus sentimientos?

Bueno, tienes que mostrar una careta de indestructible, como que no te afecta nada, y yo no soy tan así, pero sí. Creo que soy una persona dura, fuerte. Las condiciones que vives te forjan, pero también soy optimista, siempre veo la luz al final del túnel.

¿Cuánto le afectan las críticas como músico?

Al principio tuvimos críticas feroces. El niñato que venía del fútbol y tal. Era raro que un tipo, futbolista de élite, montara un grupo. Y coincidió con que, al principio, estábamos muy verdes, esa es la verdad, y nos lapidaron. En general, siempre me ha dado bastante igual lo que piensen de mí. Y, con el tiempo, ni te cuento. Ahora, si alguien me dice cualquier cosa de mi grupo en redes, es que me descojono. Alguna vez me tengo que morder los dedos para no contestar. La gente no sabe nada de tu vida. No ha visto la emoción de la gente en nuestros conciertos. Esta es la mejor gira que hemos hecho nunca, vemos a gente desde los 18 a los 50 años. Y eso que llevamos 15 años sin sonar en ninguna radio.

¿Y eso?

Por dinero. Porque nadie pone dinero para que sonemos. Y porque no tenemos compañía discográfica, porque no nos satisface lo que nos ofrecen. Ahora, para el próximo disco, vamos a salir otra vez con una multinacional, porque nos ha satisfecho la propuesta artística y el grupo se ha vuelto a hacer tan grande otra vez que necesitamos logística.

Álvaro Benito, en el estudio de su casa de Madrid.
Álvaro Benito, en el estudio de su casa de Madrid.Bernardo Pérez

¿La música fue su salvavidas en el derrumbe que dice que fue para usted su lesión?

No sé. Luego sí me ha hecho la vida muy feliz, pero realmente, lo que me ayudó a superar la lesión fue mi fortaleza mental y mi familia. Pero digamos que esa herida del fútbol ahí se quedó. Eso no lo cura nada. Ni la medicina ni la música ni nada. La aceptas, pero está ahí.

Como entrenador de chavales que ha sido, ¿cómo ve a los canteranos de ahora?

Todos somos hijos de nuestro tiempo. Estos de ahora tienen menos hambre. Hay más protección y más control. Antes vivías en la calle, jugabas en la calle, buscabas novia en la calle. Ahora solo juegan al fútbol el rato del entrenamiento. Están empantallados, pero es que estamos empantallados todos. Cuando los entrenaba, intentaba educarles para lo que se iban a encontrar luego. Les hacía ver la realidad. De cada generación, solo llega a la élite el 0,01%. Pero trataba de ponerles en su sitio desde la cercanía. Intentaba ser el entrenador que a mí me hubiera gustado tener.

Cuando veo a ciertos futbolistas bajar del autobús sin mirar ni escuchar a nadie, me parecen estar fuera de la realidad. Desmiéntamelo.

No estoy de acuerdo. Lo ves desde fuera. Es lo que ellos viven cada día. En los equipos te trasmiten, además, que tienes que meterte como en una fortaleza y protegerte. Entonces, el futbolista pasa a vivir su propia realidad, que no puedes juzgar, porque no la conoces. Te aseguro que el 90% de los futbolistas que yo he conocido son gente normal, muy de puta madre, con la humildad que se puede tener cuando eres una estrella mundial, que eso condiciona tu vida. Son circunstancias complejas y hay que ponerse en sus zapatos. He conocido egos muchísimo más desmedidos en la música que en el futbol. De aquí a Lima. Gente que no es estrella mundial ni ninguna leyenda que va por ahí con unos aires de grandeza que flipas. El deporte te baja a la tierra, y en la música es muy difícil si no quieres.

Bueno, para hiperbólicos y pasionales, los periodistas deportivos.

Yo no lo soy. Soy más bien un analista del juego. Me gusta contar el fútbol y creo que tengo el punto de vista de haber estado en el campo y haberme formado como entrenador. Lo bueno del fútbol es que siempre te puede sorprender. Para mí es un arte porque provoca lo mismo que el arte: sorpresa. Por mucho fútbol que hayas visto, siempre te puede sorprender. Es de los pocos deportes en donde ser mejor no te asegura ganar y donde se puede acabar cero, cero.

En 2019, el Real Madrid le despidió como entrenador de la cantera por criticar al primer equipo como comentarista. ¿Ha dejado de ser madridista?

No, en la puta vida. Nunca, jamás. A mí el Real Madrid no me ha hecho nada, otra cosa es lo que haga una persona que trabaja allí. Pero el Real Madrid ha marcado mi vida.

¿Dónde lleva el tatuaje de ‘Hala, Madrid’?

Lo llevo dentro. Para mí, jugar en el Real Madrid es lo más importante que he hecho, hago y haré. El sueño de mi vida. Entonces, me río cuando dicen que soy antimadridista porque, como analista, me parezca que una jugada es o no penalti. Me descojono vivo.

MR. PIGNOISE

Álvaro Benito (Ávila, 48 años) tenía todo lo que hay que tener para convertirse en una leyenda del Real Madrid, a cuya cantera había llegado a los 14 años, cuando una gravísima lesión de rodilla, agravada por un accidente de tráfico, le apartó del fútbol profesional a los 24 años. En las largas convalecencias entre operación y operación, volvió a coger la guitarra eléctrica que se compró a los 17 años, se hizo con una batería y, de esas sesiones, surgió el germen del grupo Pignoise, que formó junto a Pablo Alonso y Héctor Polo. La canción Nada que perder, elegida como banda sonora de la serie Los hombres de Paco los lanzó a la fama masiva entre un público joven que los ha acompañado en los 20 años que cumple ahora la banda y cuyo aniversario celebran el día 7 de abril con un concierto en el Movistar Arena de Madrid. Si a Benito, que, además es entrenador de juveniles y comentarista deportivo, le preguntan cuál es su profesión, responde sin dudar: "músico". 

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Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.
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